Perdóname

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Ha pasado una semana desde lo sucedido en el apartamento de Collins y durante todo este tiempo he tratando de evitar todo lo posible a Leiner. No ha sido tarea fácil, ya que nos toca cruzarnos en algunas de nuestras clases, cada vez que se me acercaba salgo huyendo del lugar y para no sentarme cerca de él, siempre opto por ubicarme en las sillas de atrás, no veo, ni escucho una mierda, pero me siento más tranquila.

Quisiera decir que esto ha sido fácil, pero mentiría. Lo amo...y mucho, pero no puedo estar con alguien que insinúa que soy una zorra y que crea que lo engaño con otro...¡Por Dios...! Mi primera vez fue con él y que haya puesto en duda mis sentimientos es lo que no le perdono.

Si...soy una maldita mentirosa de lo peor, pero eso no me hace una zorra, una quita novios o una infil. Lo que siento hacía el si es real, tan real como mi amistad con Brenda y la maldita felicidad que he tenido desde que llegué aquí. Por eso me duele tanto que me haya tratado de es manera.

Salgo distraída de la clase de la maestra winther como lo he hecho estos últimos días, cuando mi cara queda estampada en el pecho de un chico que no reconozco al instante.

—Lo siento —pronuncio sin darle mucha importancia y lo rodeé para irme.

—Al parecer ya se te está haciendo costumbre chocarme —pronuncia el chico y al detallarlo más a fondo, recuerdo quien es.

Era el mismo chico con que me había topado en la fraternidad de Leiner cuando lo fui a buscar...ni recuerdo su nombre.

—Ya dije que lo sentía —hablo irritada.

El chico me mira de manera depredadora y me acorrala contra la pared colocando sus fuertes brazos a cada lado de mi cabeza.

¡Carajo...! Lo que faltaba.

—¿Es cierto? —pregunta y yo lo miro desconcertada mientras le doy un empujón, pero es inútil ya que no lo mueve ni un poco—. ¿Qué has terminado con Baxton? —agrega con obviedad y yo coloco los ojos en blanco.

No...puede...ser. ahora resulta que me he vuelto presa para los malditos goleros.

—Creo que eso no te interesa —gruño tratando de alejarlo de mi, pero el presiona más su cuerpo contra el mío.

—¿Sabes? Desde aquella noche que nos topamos en la fraternidad, no he dejado de imaginar como lucirías entre mis sábanas, desnuda —susurra a mi oído y me causa repulsión sus palabras.

El tipo no es feo, hasta se podría decir que cualquier chica mataría por tener una cita con el, pero yo no...los chicos tan patanes como él no me llaman ni una pizca de atención y se ha metido con la chica equivocada.

Algo en mi interior se enciende y mi rodilla se mueve automáticamente hasta impactar en su entrepierna. el chico retrocede colocando sus dos manos sobre su miembro y doblandose en dos, varios abucheos y burlas se escuchan en el lugar mientras le doy un leve empujón, para apartarlo de mi y amplio una sonrisa cuando eleva sus ojos hacía mi, dedicándome una mirada asesina.

Aprovecho que me a liberado y lo rodeo, a este patán alguien debe enseñarle una lección.

—Mmmm...Harry. ¿Cierto? —pronuncio mientras me agacho a su altura—. Resulta que a mi no me agradan para nada los hombres tan hijos de puta como tú —palmeo su espalda— y a la hora de follar, yo decido con quién hacerlo, a qué hora hacerlo y en qué lugar hacerlo —me enderezo—, y créeme tu no estás ni cerca a ser el tipo de chico que a mi me gusta —comienzo a caminar y vocifero entre la multitud que ya se a formado—. Ya te he visto el paquete y creo que no llena mis espectativas por lo pequeño que es.

—Uuhhh...—se escucha a nuestro alrededor las burlas de los demás.

—Eres una hija de puta —gruñe el chico aún adolorido,su rostro se ha tornado rojo y me parece una exageración de su parte porque no le he dado ta  duro.

Una Súper Star En El Campus ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora