Aline había caminado a la orilla del mar por casi 30 minutos, lucía un hermoso vestido Chanel completamente negro, el corte marcaba de forma extraordinaria su colosal figura, dejando al descubierto uno sólo de sus hombros, y el resto de sus piernas desde las rodillas, su cabello lo había alaciado, su cuello tenía una preciosa gargantilla Buccellati en oro rosado, su piel lucía tan suave y delicada cómo la textura de un pétalo en su mejor momento, el sol estaba por comenzar a desaparecer a la vista de Mallorca, y era el mejor momento del día para apreciarlo.
Tenía sus pies descalzos sobre la arena, sus zapatillas las había hecho a un lado, mientras tenía su mirada fija a otro atardecer que podía apreciar. Habían pasado cinco días desde que había llegado a Mallorca, y ni un solo atardecer lo había dejado de apreciar, algo que fue fácilmente percibido por su atractivo cliente, el cual desde el tercer día que la encontró sentada a un costado de la alberca, con su mirada fija y un tanto perdida hacia la impresionante vista del mar, supo su adoración por ese hermoso momento del día.
Cruzaban un par de palabras, ninguno de los dos había ido más allá de regalarse comentarios que les provocaba imágenes mentales increíblemente eróticas, pero aún con eso no habían cedido a lo que su sorprendente tacto les orillaba.
Jonathan no había salido de la isla en esos cinco días, pero, aun así, apenas y habían caminado por un tiempo limitado a las afueras de Mallorca. Después de cenar o cada que el hombre la podía encontrar fuera de la mansión, tomaba la mano de Aline y la encaminaba a adentrarse o simplemente a llevarla a su habitación, no había muchas palabras, sólo su tacto, su comodidad y esa maldita tensión que ninguno de los dos había corrompido.
En dos ocasiones Aline vio a Jonathan terminar su rutina de ejercicio en el gimnasio de la mansión, y en dos ocasiones más, él la vio realizar rutinas de yoga, mirándose uno al otro cómo si fueran auténticos depredadores en el rango más alto de una cadena alimenticia.
Pero nada de eso podía compararse con la intensa forma en la que se habían visto cada noche antes de dormir en habitaciones separadas, ese momento era el verdadero desafío de autocontrol mutuo, autocontrol del que Aline podía prescindir cada que sentía la calma que las extensiones de arena y agua le brindaban, aunque también el pensamiento de su joven cliente con el que había mantenido una serie de más mensajes en el transcurso de los días, seguía rondando su mente lo suficiente como para no querer ignorarlo. Sin embargo, lo que esperaba por ella en esa noche, haría desafiar aún más su autocontrol y terminaría por romper algo más que una sola cordura.
Su aspecto había sido preparado para la importante reunión a la que debía asistir esa tarde/noche con Jonathan, había tenido tiempo con bastante anticipación para tener listo cada detalle de sí misma, lo único que esperaban era la orden de Pine para salir directo a Palma, orden de la que nadie podía prescindir, pues, de hecho, el hombre junto con su equipo de trabajo, eran los elementos más importantes en dicha reunión.
Aline nunca había sido caracterizada por poseer una alta tolerancia a esperar algo, si ella deseaba algo, hacía que dicho acto ocurriera, pero cuando las situaciones involucraban a algún cliente, muchas veces debía desafiar su propia tolerancia, aunque de no ser por el lugar dónde estaba y lo mucho que lo disfrutaba, ya habría hecho algo más con su tiempo, algo que sólo dependiera de ella.
Se acercó un poco más al mar, pero sin que el agua tocara sus pies, de hecho, sin que la arena mojada se pegara a sus pies, simplemente dejó que las pequeñas gotas que desprendía la brisa tocaran su piel, disfrutando en mayor medida el lugar dónde se encontraba.
-¿Necesita algo? señorita Faylled – habló Frisky detrás de ella, acercándose sólo un poco al notar la forma en que ella parecía querer adentrarse al mar.
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El Placer De Un Linaje
Fanfiction"Es una sensación interesante la de tener la preciada posesión de otro hombre" Jonathan Pine es uno de los hombres más temidos, brutales y poderosos en las grandes potencias mundiales, toda su vida ha tenido que ser aquel hombre sin escrúpulos, fuer...