mellifluous bruce Wayne {Gotham}

9

Faye entra en la cocina, despertada por la sabrosa venta de huevos y salchichas.

interviniendo, saluda a Alfred mientras él cocina, y conecta sus ojos con los de Bruce, rápidamente desviando la mirada cuando sintió un pequeño rubor en su rostro.

-buenos días, Faye-dijo Bruce con una dulce sonrisa plasmada en su rostro mientras sus ojos seguían a la chica que deambulaba hacia la mesa.

-Buenos días, Bruce,-respondió ella. Alfred podía sentir que el aire se espesaba después de que Faye entrara en la habitación, pero no estaba lo suficientemente seguro como para hablar sobre ello.

Pasan un par de horas y los dos adolescentes pasaban mucho tiempo juntos, pero ninguno discutía el significado de la mota de Bruce de la noche anterior. para cuando llegó la hora de la cena, Alfred le recordó a Bruce que previamente habían acordado asistir a una gala en la ciudad en nombre de Wayme.

-Creo que Faye debería venir con nosotros-sugirió Bruce. antes de que Alfred pudiera estar en desacuerdo, Faye habló.

-No, realmente no estoy interesada-se encogió de hombros-yo tampoco tengo vestido. diviértete.-Bruce le lanzó una mirada de simpatía antes de que ella levantara la mano y lo echara de la sala principal. Alfred y Bruce se fueron a cambiarse y ponerse ropa más bonita para el evento, y Faye se fue a su habitación para empezar a leer un nuevo libro. se aseguró de aventurarse por los pasillos y regresar a la biblioteca antes de que los dos se fueran, ya que estaba demasiado asustada para caminar sola por la mansión.

los tres se despidieron y Faye observó cómo el automóvil atravesaba las puertas que se cerraban. continuando con el aguacero de la noche anterior, se habían levantado algunos truenos. antes de acostarse en el sofá, tomó algunos periódicos y los arrojó junto con un fósforo encendido, creando un buen fuego. Faye agarró uno de los tres libros de la pila que trajo consigo a la biblioteca. examinando la portada, no estaba muy segura de si estaría interesada en ella. encogiéndose de hombros, abrió el libro, hojeando fácilmente las primeras dos páginas.

-bla, bla, Marco Aurelio fue un emperador romano del 161 al 180 d.C. m, uhh, no solo un emperador sino un estoico, te tengo. último de los Cinco buenos emperadores, buen trabajo amigo.-bromeó para sí misma, ayudándola a interesarse más entre risas. notó que para ser un libro de historia grande y aburrido, era bastante liviano.

Alfred quince minutos de su lucha por seguir leyendo en lugar de soñar despierta o mirar la televisión, cierra el libro de golpe con frustración. para su sorpresa, siente un movimiento dentro de la novela. levantando una ceja, sacude el libro ligeramente, llevándoselo a la oreja. oye y siente el golpeteo de un objeto dentro del libro. rápidamente se sienta y comienza a hojear las páginas hasta que llega a una página marrón gruesa. levantando una cubierta delgada, un corte rectangular se encuentra en el medio. un pequeño control remoto yace en el medio. un pequeño control remoto yace en el agujero, simplemente esperando ser presionado. ella inclina los libros ligeramente para que puedan caer en su mano. Dejando el libro y pasándose una mano por el cabello, puede sentir que su corazón late fuera de su pecho mientras su sangre bombea con adrenalina. ella se pone de pie y coloca su pulgar en la pequeña hendidura hacia la parte superior del control remoto, aplicando presión.

nada sucede por un momento, hasta que suena una música poderosa y heroica, pero desde la distancia. mirando a su alrededor, no se da cuenta de que no hay altavoces ni sistemas de sonido.

-¿Un estéreo? ¿eso es todo?- sacudió la cabeza hacia el control remoto y lo arrojó en una de las sillas antes de recostarse en el sofá y ver la televisión.

una pequeña cantidad de polvo comenzó a volar en el aire y los escombros comenzaron a golpear el suelo frente a la chimenea. Faye se levantó, sus ojos recorriendo toda la biblioteca en busca de una fuente. ante sus propios ojos, la chimenea encendida se movió hacia atrás a través de la pared muy lentamente, casi al compás perfecto con la música que continuaba sonando. conteniendo la respiración en estado de shock, estaba congelada en su asiento cuando una pequeña escalera estaba a la vista desde donde estaba sentada. tragando saliva, no estaba segura de si llamar a Alfred o ir a explorar.

después de unos cinco minutos, Faye obtiene la fuerza para bajar las escaleras, rezando para no encontrar prisioneros o animales. asomando la cabeza por el camino, las luces se alineaban en las paredes, permitiéndole ver cada paso que daba. no estaba muy segura de la antigüedad de esta estructura, así que caminó con cuidado. llegando al fondo, echa un vistazo dentro de la pequeña oficina frente a ella. para su sorpresa, no estaba tan intacto como pensaba que estaría. el sistema informático parecía casi tan limpio como un silbato, de alguna manera había sido limpiado recientemente, junto con el resto del escritorio. caminando detrás de él, miró cada foto en el escritorio cuidadosamente.

-Thomas Wayne,-susurró entre dientes, reconociendo el rostro del muerto, su corazón cayendo de su pecho al suelo.-¿Cómo es posible que los Wayne me envíen una tarjeta de cumpleaños todos los años antes de su muerte y aún no tengo ni idea? ¿Quién es su hijo?- examina una fotografía de Bruce y sus padres, sabiendo cómo se debe sentir al estar solo. al acercarse para encender la computadora, reconoce otra cara que nunca hubiera pensado que sería fotografiada. ella agarró el marco, mirando la cara de su abuelo mientras él y Alfred se paraban a cada lado de Thomas sosteniendo al bebé Bruce. Incrédula, sus instintos se activan y desarma el marco, sacando la foto de su recinto. lo dobla un par de veces y lo mete en su bolsillo. volviendo a armar el marco, coloca el soporte vacío en su lugar inicial. Permaneciendo en estado de shock, Faye sale de la cueva recién descubierta, agarra el control remoto y lo cierra. ella agarra una pequeña escoba del caldero frente a la chimenea y barre la mayoría de los escombros del concreto hacia las llamas mientras avanza una vez más. echándose hacia atrás en el sofá y metiendo el control remoto donde corresponde, deja escapar un profundo suspiro. rápidamente coloca el libro en el fondo de su pila y abre una nueva novela, prometiendo guardar todo lo que acaba de ver para ella.