Bienvenidos sean, súbditos míos, a ésta nueva parte de éste songfic.
Lo sé, lo sé, me tomé un año sabático prácticamente. La verdad no fue un año muy productivo, a nivel de escritura, para mí. Es más, hasta creo que ésta parte es de muchísima menos calidad que la primera. Pero eso me pasa por pendejo y no anotar el hilo que debía seguir la historia. Aparte no quería escribir cualquier pendejada por el simple hecho de que la canción en la cual me inspiré es muy especial para mí.
Pero aquí está, al fin y al cabo. Espero que valga la pena el tiempo que desperdiciarán leyendo eso. Ojalá sea de su agrado.
Rosas Parte 2
La cabeza le dolía como si lo hubieran noqueado con una sartén. Su visión no ayudaba en nada, ya que se le cruzaba tanto que ni siquiera lograba ver correctamente la hora y los números danzaban en la pantalla del teléfono. Se exaltó en cuanto comprendió que eran las nueve y doce minutos. ¡Demonios, ya había faltado bastante al trabajo!
Se puso en pie presuroso, sintiendo como el mundo daba un giro de trescientos sesenta, obligándose a sentarse en la cama. El pasarse de copas anoche no fue lo más sensato. Cuando el efecto desapareció, momentáneamente, agarró unos pantalones y una toalla, ingresando al baño para proceder a intentar despertar de aquel sueño que, entre fiaca* y resaca, lo intentaba seducir para volver y terminar lo que estaba ocurriendo. El muchacho zafiro quería tener oportunidad de verlo una vez más.
--Mi señor -siseó Sass, su kwami, del otro lado de la puerta-, le he traído una bebida energética -supo, por el ruido que produjo la lata, que la había dejado encima de la mesa de luz.
Sinceramente, ¿Qué sería de Luka sin su compañero? Tal vez se habría perdido, mental y físicamente, quién sabe dónde.
Ladybug se arriesgó al darle el brazalete. Pero, por más que el guitarrista insistió en que no le haría falta, ella se lo regaló aún sabiendo que quedaría un solo amuleto con la capacidad de volver el tiempo.
A fin de cuentas, estaba agradecido por aquella decisión de la guardiana. Sass lo ha salvado de muchas cosas desde que se marchó junto con su padre, Jaged Stone, en una gira por los países limítrofes para extender su fama.El agua caía por su melena hasta por debajo de los hombros, atenuando la tensión en los músculos del chico. Aligerando el peso en el trapecio* al sentir la calidez. Pasó la mano por la cabellera bicolor, manteniendo su mente en blanco para poder pensar con claridad. El sueño despertó algunas cosas que había mantenido en letargo perpetuo, ubicadas en lo mas recóndito de sus archivos mentales. Éstas, al salir de su escondite, bombardearon su cerebro con diversas emociones, sensaciones e imagenes que pensó jamas volver a sacarlas a la luz. Dolía. Su sonrisa dolía como si le atravesaran el pecho con una aguja caliente, marcándole de por vida. Así mismo, los fragmentos se complementaban entre sí trayendo unos recuerdos que anunciaban su llegada con una leve punzada en su corazón.