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—¡Aizetsu! — aquel joven que se acercaba a ustedes empezó a llamarlo — es hora de irse, despídete de tu novia y vámonos — lo tomó por el hombro mientras empezaba a llevárselo a rastras consigo.


Desde las sombras, apareció alguien muy parecido a Aizetsu. En su rostro denotaba una expresión molesta, debido al inevitable parecido entre ambos y obviando el hecho de que tenían personalidades totalmente distintas, te atreviste a pensar que eran familia. El desconocido interrumpió su conversación, pasó por tu lado prácticamente ignorándote, se limitó a verte durante unos segundos y se llevó a la persona que te había defendido, sin pensarlo dos veces te acercaste y te colocaste delante de ellos, obstruyendo su paso.

—Es de mala educación, no saludar a las personas sabe — protestaste buscando encontrarte con su mirada — puedo saber, ¿a qué debo el honor de su presencia?

—No tengo razones para darte explicaciones de nada — te respondió sin dejar de seguir su camino.

—Espera un momento Sekido, necesito hablar con ella — Aizetsu intentó liberarse — T/N lamento esto — intentó buscar tu mirada — realmente quisiera ir contig-

—Después tendrás todo el tiempo del mundo para hablar con ella — interrumpió al chico — sabes que tenemos asuntos más importantes de los que debemos preocuparnos, ¿cierto?, ¡deja de quejarte y no pierdas más el tiempo!

—No es para tanto, Aizetsu y yo simplemente conversábamos, no puede llevárselo como lo está haciendo. Además, como sé si esto es un secuestro o algo parecido — intentaste bromear.

—Escúchame, porque no lo repetiré — se detuvo, soltó a Aizetsu y caminó hacia ti. — No te entrometas en lo que no entiendes.


La tensión se sentía por los aires, su presencia era imponente, simplemente no pudiste responderle. La expresión que mostraba era, en cierto modo, aterradora, a pesar de eso no ibas a permitir que tratase de esa forma a Aizetsu, deducías que él era de las pocas que personas que conoces y sientes que, deben ser protegidas. Sekido volvió a tomarlo para seguir con su camino, sin embargo, no imaginó lo que pasaría.

—Ya suéltame, ¿quieres? — en un rápido movimiento, Aizetsu se soltó del agarre e intercambió los papeles con Sekido rodeando su cuello, logrando que se arrodille. — No tienes el derecho de mandarme, es lamentable que hayas creído eso.

—¡Estás empezando a fastidiarme idiota! — el demonio giró sobre sí mismo e hizo tropezar a Aizetsu, hablándole al oído — que mierda crees que haces.

—Siempre quieres hacer lo que se te plazca — lo miró, sus ojos reflejaban tristeza e impotencia — no puedes seguir así.


Al terminar de escuchar a Aizetsu, Sekido intentó golpearlo, ya que no iba a seguir escuchándolo, guio sus acciones y lo sujetó fuertemente alrededor del conjunto que llevaba. Aizetsu lo tomó por las muñecas, aplicando una fuerza similar, tras el tacto ambos temblaban, parecía que en cualquier momento realmente llegarían a los golpes.

—Ya dejen de hacer eso, ¡qué pasa con ustedes! — los empujaste, más bien lo intentaste, apenas y lograste separarlos — no sé de qué se trata todo esto, pero deben calmarse — ambos te miraron, luego de verse durante unos segundos se soltaron, Aizetsu fue el primero en hablar.

▪FORMAS▪ | Kimetsu No Yaiba |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora