Infiltrado

9 0 0
                                    

- Señorita la habitación del joven Lee está en el tercer piso, al fondo a la derecha. - Comentó un mayordomo que estaba cerca.

- ¡Muchas gracias!

Caminé en los pasillos y subí las escaleras hasta su habitación, lo miré ahí sentado en la cama quitándose la camisa, entré sigilosamente y cerré la puerta, desamarre mi bata y caminé acercándome a él, ahora yo iría para atacarlo...

Tomando en cuenta que en ese momento estaba completamente desnuda, el tendría mucha ventaja sobre mí, y ahora sé que es difícil de conquistar; debía poner en práctica todas esas cosas que solo hacía con Jungkook y que nunca había hecho con alguien más, en mi mente tenía un montón de cosas, no sabía qué o cómo hacerlo sentir excitación, gracias a mis pies descalzos no se oía ruido alguno mientras caminaba, en la mesita que tenía a lado tenía unas cuantas cosas, entre ellas una corbata, la primera cosa que se me ocurrió fue vendarle los ojos.

La tomé y me subí a la cama, gateando suavemente, coloqué la corbata posada en sus ojos y la amarre por detrás de su cabeza, Lee quería quitarlas pero por alguna razón solo se quedó en su posición, esperando lo que yo tenía en manos.

- ¿A qué quieres jugar gatita? - Sonrió con perversión, pero, ¿Gatita? De dónde sacan tanta imaginación para ponerme apodos de animales...

- Shh... - Puse mi dedo índice en medio de sus labios y recargue mi otra mano en su pierna.

Mi pecho estaba acelerado al máximo, me encargué de quitarle su pantalón, fue fácil porque no llevaba cinturón, él sólo recargó sus manos en la cama mientras sonreía, cómo si pudiera ver todo lo que hago; comenzé por acariciar su miembro ya erecto por encima de su bóxer, éste se puso más duro, mis nervios hacían que se me pusieran los pelos de punta, por primera vez tenía la dicha de tocarlo...

- ¿Quién va a resistir más mi niña mala? - Preguntó burlándose de mí, mientras con una mano tomó uno de mis glúteos.

Mi cara ya estaba hirviendo y por supuesto que toda sonrojada, pasé mi lengua por encima del boxer y succioné, mientras masajeaba un poco, hice ésto por unos minutos.

- Ahg... - Soltó un gruñido y después me nalgueó, no puedo negar que me encantó, en mi entrepierna ya gritaba el deseo de tener sexo todo el día con Jongsuk.

Tomé el resorte de su bóxer con un dedo bajando al grado de ver un poco de la carne que quería meterme a la boca, llevé mi aliento a esa zona para después restregar mi lengua en todo su abdomen bajo, tan cerca a su erección que me tenía hirviendo, subí mi lengua por todo su abdomen, hasta sus clavículas y cuello, dejando besos húmedos mientras me sentaba en sus piernas.

- No quiero que te resistas, si quieres cogerme en la cama, en el baño, en la escuela... Solo hazme gritar. - Susurré en su cuello, sentí cómo sus manos apretaron mis caderas mientras pronunciaba esas palabras.

Subí directo a sus labios y los junté enredando mis brazos en su cuello, el no tardó en corresponder, el beso estaba lleno de pasión y éxtasis, mis caderas comenzaron a bailar sobre su erección, cada movimiento que daba me hacía sentir su miembro en toda mi intimidad, me excitaba tanto que no podía parar, hacía movimientos en círculos, de adelante atrás, un vaivén de caderas exquisito que me hacía sentir placer y sé que a Lee también, sus manos en mi cintura jugaban y se movían a la par, el beso era más incontrolable y húmedo, disfrutaba de su lengua paseando en mi boca y su respiración agitada. Sin dejar de besarme dejó caer su espalda a la cama, con un solo movimiento rápido terminé debajo de él, no se quitó la corbata en ningún momento; se alejó de mi boca...

- Haré que te arrepientas de decir esas palabras niña mala. - Dijo con voz gruesa a centímetros de mis labios.

Se mordió el labio y con una mano fue buscando mi intimidad acariciando todo mi cuerpo, iba a impedir que llegara con ayuda de mis manos pero de un movimiento brusco e inteligente junto mis muñecas, tomándolas con fuerza para dejarlas caer en la cama por encima de mi cabeza, su otra mano tuvo contacto con mi clítoris, con la llema de sus dedos hizo un masaje tan espléndido; hizo que arqueara mi espalda. Siguió con éste masaje por fuera de mi sexo para lubricarme por dentro y poder hacer de lo suyo aún mejor, yo no solté algún gemido fuerte, todos ahogados, hasta que sentí la punta de dos de sus dedos en mi entrada, sabía lo que quería hacer...

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jun 03, 2023 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

𝓓𝓮𝓪𝓽𝓱 𝓲𝓷 𝓱𝓲𝓼 𝓔𝔂𝓮𝓼Donde viven las historias. Descúbrelo ahora