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La estadía del Emperador Yoo pasó de ser tres días a casi un mes.

Un mes en que las visitas e invitaciones del emperador fueron constantes hasta el punto en que comenzó a ser un tanto fastidioso.

Durante este tiempo, Kim Dokja aprendió que Yoo Joonghyuk era amable a su manera. Podía tener la cara más antipática y hermosa del mundo pero era educado y amigable en el límite de lo posible.

Al inicio no era para nada chocante, Joonghyuk le citaba a sus horas de almuerzo donde le ofrecía banquetes exquisitos como manjares de dioses hechos por sus propias manos porque él no comía nada que no fuera hecho por el mismo. Le regalaba libros variados, mandados desde la capital del imperio con los autógrafos de sus respectivos autores, libros que leería emocionado hasta el punto de no dormir para al día siguiente durante su reunión con el emperador hablar y hablar y hablar de lo genial que fue el libro haciéndole un resumen torpe de la historia.

Pero después de cierto tiempo y la incapacidad de cumplir sus deberes diligentemente por estar atendiendo al emperador que últimamente era más pegajoso que de costumbre Kim Dokja terminó de colapsar.

Estaba agotado. Se sentía demasiado cansado de ir de un lado a otro por culpa de Ricardo.

Mientras yacía inerte en el sofá de terciopelo del estudio del príncipe, su guardia personal se le acercó con tranquilidad.

- Majestad ¿se encuentra bien? - la voz de Jung Heewon sonó a su lado con ese toque burlón usual en ella - ¿El emperador te trato duro hoy?

Kim Dokja abrió los ojos solo para darle una mirada cansada y molesta. Ella se rió.

- Siento que voy a morir - se quejó volviendo a cerrar los ojos - Nunca me dijeron que suplantar a un príncipe era tan complicado. Además el emperador no me la ha dejado fácil.

Heewon sonrió y acarició su cabello despeinado con cariño - Se que el emperador ese es difícil de tratar pero tanto así para que parezcas un tomate podrido al sol. Creo que exageras.

Kim Dokja se sentó de inmediato mirando a Jung Heewon con fuego en los ojos - ¡NO SABES DE LO QUE HABLAS!

Ella le dio una mirada poco impresionada - ¿Y que te hace, entonces?

Kim Dokja apretó los labios - El Emperador es amable sí, no lo puedo negar - Heewon quedo perpleja ante el uso de Amable y Yoo Joonghyuk en la misma oración - Y es atento, demasiado ¡definitivamente demasiado para su propio bien!

- ¡Al inicio me agradaba pero de un momento a otro me persigue a todas partes, cuando menos lo noto esta detrás de mí con su escalofriante silencio y no se separa hasta que le digo que necesito ir a una reunión con los aristócratas pero ahora ni eso es una excusa, cuando una persona me insulta saca su espada y todo se vuelve un caos!

- Eso es bueno. Si fuera Yoo Joonghyuk les cortaría la cabeza.

- ¡ESO NO ES BUENO! Ya he tenido muchas quejas por eso, además su estadía en nuestro palacio ya se ha extendido un mes no podemos seguir alojando al Emperador y todo su grupo. ¡Y su aprendiz siempre me molesta diciéndome calamar feo!

Con lo último, la mujer que prometió ser su espada se rió con ganas - La pequeña Lee Jihye si que sabe poner apodos graciosos.

Las orejas del príncipe suplente se sonrojaron y volvió acostarse, esta vez dándole la espalda a la mujer.

- Y bueno ¿que es lo que te molesta?

- ¿No te lo acabo de decir?

Kim Dokja no necesitó mirarla para saber que la expresión de su rostro decía: ¿De verdad esperas que me crea esa mierda?

La sombra de la corona || Yoo Joonghyuk x Kim Dokja Donde viven las historias. Descúbrelo ahora