Donde Izuku es un aprendiz de Idol, que está enamorado de su profesor de canto, Hizashi Yamada. No sabe como confesarle sus sentimientos. Y decide darle notas/cartas con frases de canciones en ellas.
➪AU, sin quirks.
➪Las canciones que se usen en...
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Se encontraba escondido en el patio trasero de la universidad, mientras fuma un cigarrillo. No sabía en qué momento volvió a necesitar tener un cigarro en la boca para cerrar sus días de mierda. En sus audífonos se reproducía “Who” de Lauv (ft. BTS)
La campana sonó, dando fin al descanso. Hizashi tiro su cigarro y lo piso; se en camino hasta llegar a la puerta del edificio de los de primer semestre. Y antes de subir a la segunda plata, en medio de las escaleras se detuvo.
Había paso tanto tiempo que por un momento se sintió en retroceso, como si hubiese vuelto más de dos años en el tiempo.
Lo recuerda…
Recién había entrado a trabajar a U.A, todo gracias a su mejor amigo. Por lo que no tenía mucha experiencia tratando con alumnos, era carismático y algo llevadero por lo que facilitaba su trabajo, a veces. Le habían asignado un grupo de primero, iba hacia salón cuando lo encontró.
Recuerda encontrar a un niño de cabellos verdosos y rizados, estaba hecho bolita en una esquina de las escaleras. Lo escucho sollozar y él se espanto e incomodo. ¿Que se supone que debía hacer? ¿Debía consolarlo, llamar a otro profesor, o pasar y hacer como que no lo vio?
——Tks… ¿Qué hago? ——murmuro.
Después recordó que llevaba sus audífonos a la mano, así que lo que hizo fue ofrecerlos al muchachito. A veces solo necesitamos de buena música para consolarnos. Y cuando el joven levanto la vista, sintió como su corazón se acelero y se estrujo al ver sus lágrimas. El niño era hermoso, ojos de esmeraldas, hermosas pecas que inundaban su mejillas como estrellas en el firmamento. Labios carnosos y de un lindo color rosa.
Su mirada temerosa no se aparto de él, hasta que tomo los audífonos. Se sentó aun lado del niño cuando vio que comenzó a llorar de nuevo, y solo atino a darle unas palmaditas en la espalda.
Eso fue suficiente para consolar a aquel pecoso. Y fue suficiente para dejarlo flechado…
Revolvió sus cabellos con desespero y frustración, recordó esa época en la que era verdaderamente, y solamente, el mismo.
—¿Pero que hice…?
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