Si tu cuerpo y mente llegasen al límite...
Si te sintieras sola...
Si el único apoyo que tenías te traicionara...
¿Qué harías? ¿Seguirías confiando en las personas?... ¿O te esconderías en una pequeña burbuja donde nada ni nadie te pudiera tocar?
Es...
Despertaste. Estabas en tu cama tumbada de lado, veías borroso, claramente por la pastilla que tomaste para dormir. No sabías cuanto tiempo había pasado, solo sabías que al final todo resultó real, no una asquerosa pesadilla. No querías levantarte, te dolía el cuerpo, te dolía la cabeza. Lo único que deseabas era volver a dormir y no abrir más los ojos. Pensabas en tu padre, luego de lo que te pasó no entendías como él no hizo ni el intento de consolarte, aunque pensándolo bien, tampoco sabías donde estaba.
-¿Cielo cómo estás? Era tu madre, la viste apoyada en la puerta de tu habitación mirándote. Pero seguías viendo algo extraño en ella. Tú no le respondiste a esa pregunta. -Mamá... ¿Dónde está papá?- Le preguntaste. Ella te miró a los ojos y simplemente ignoró esa pregunta, no sabías porque hizo eso, te quedaste confusa, sentiste que mejor preguntarías de nuevo en otro momento. -Cielo, te dejé la bañera llena... Por si te quieres dar un baño- Te comentó. Tú asentiste con la cabeza. -Gracias mamá- Le respondiste forzando una pequeña sonrisa.
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Te sentías mareada aún, quizás por la pastilla, quizás por los acontecimientos vividos, quizás por sobrepensar. Estabas en la bañera, desnuda, antes de entrar ni te miraste al espejo como hacías siempre por costumbre. Te daba asco ver tu propio cuerpo. Te veías mal, sucia y asqueada... Esos sentimientos no desaparecían ni por un segundo. Algo que es normal porque ese dolor es muy reciente. Sobrepensabas sin parar, pero en lo que más Pensabas era en la expresión de tu madre, no parecía tan impactada como debería, le dabas muchas vuelvas a eso pero acababas pensando que quizás era tu imaginación. Y tú padre, que desapareció, no lo veías por ningún lado de la casa.
-𝘌𝘴𝘦 𝘪𝘥𝘪𝘰𝘵𝘢... ¿𝘊𝘰́𝘮𝘰 𝘦𝘴 𝘱𝘰𝘴𝘪𝘣𝘭𝘦 𝘲𝘶𝘦 𝘭𝘦 𝘥é 𝘪𝘨𝘶𝘢𝘭 𝘦𝘴𝘵𝘢 𝘴𝘪𝘵𝘶𝘢𝘤𝘪𝘰́𝘯? 𝘉𝘶𝘦𝘯𝘰... 𝘌𝘭 𝘪𝘨𝘶𝘢𝘭 𝘢𝘣𝘶𝘴𝘢𝘣𝘢 𝘥𝘦 𝘮𝘢𝘮𝘢́... 𝘚𝘦𝘳𝘢́ 𝘢𝘭𝘨𝘰 𝘯𝘰𝘳𝘮𝘢𝘭 𝘱𝘢𝘳𝘢 𝘦́𝘭... O me echará la culpa de todo...- Pensabas.
Viste un bote de pastillas encima de un mueble, no parabas de observarlo. -𝘊𝘶𝘢𝘯𝘥𝘰 𝘴𝘢𝘭𝘪́ 𝘥𝘦 𝘦𝘴𝘵𝘢𝘳 𝘪𝘯𝘵𝘦𝘳𝘯𝘢𝘥𝘢... 𝘓𝘦 𝘱𝘳𝘰𝘮𝘦𝘵𝘪́ 𝘢 𝘮𝘢𝘮𝘢́ 𝘲𝘶𝘦 𝘯𝘰 𝘭𝘰 𝘷𝘰𝘭𝘷𝘦𝘳𝘪́𝘢 𝘢 𝘩𝘢𝘤𝘦𝘳...- Sobrepensabas.
No parabas de observar ese bote de pastillas, recordabas cuando en un acto de desesperación por dejar de sufrir, te tomaste un bote entero de pastillas, cosa que hizo que acabaras inconsciente y despertaras en un hospital Recordabas la cara de tu madre en ese momento, su cara de desesperación, impotencia y angustia de ver que su hija casi se muere. Te sentiste la peor persona del mundo, por lo que le prometiste varias veces que no volvería a pasar.
