𝐂𝐚𝐩.𝟓: 𝙿𝚎𝚚𝚞𝚎ñ𝚊 𝚎𝚜𝚙𝚎𝚛𝚊𝚗𝚣𝚊.

429 38 10
                                    

⚠️𝗔𝗱𝘃𝗲𝗿𝘁𝗲𝗻𝗰𝗶𝗮: 𝑬𝒔𝒕𝒆 𝒄𝒂𝒑𝒊́𝒕𝒖𝒍𝒐 𝒑𝒖𝒆𝒅𝒆 𝒄𝒐𝒏𝒕𝒆𝒏𝒆𝒓 𝒂𝒃𝒖𝒔𝒐𝒔 𝒇𝒂𝒎𝒊𝒍𝒊𝒂𝒓𝒆𝒔, 𝒗𝒊𝒐𝒍𝒂𝒄𝒊𝒐𝒏𝒆𝒔, 𝒕𝒆𝒏𝒅𝒆𝒏𝒄𝒊𝒂𝒔 𝒔𝒖𝒊𝒄𝒊𝒅𝒂𝒔.
𝑳𝒆𝒆𝒓 𝒃𝒂𝒋𝒐 𝒔𝒖 𝒑𝒓𝒐𝒑𝒊𝒂 𝒓𝒆𝒔𝒑𝒐𝒏𝒔𝒂𝒃𝒊𝒍𝒊𝒅𝒂𝒅.
_________________________________________
Era de mañana, te despertó la alarma.
08:00am para ser concreto, tu madre te puso ese tedioso horario para que te prepararas todas las mañanas a la misma hora, desayunar, tomarte un sedante y esperar a los clientes.
Así todos los días, pero no podías hacer nada.
No hacías ni el intento de escapar de la casa.
De verdad te sentías como una marioneta, una muñeca vacía, no sentías nada.
O eso te hacías creer a ti misma.

—𝘔𝘦 𝘥𝘶𝘦𝘭𝘦 𝘵𝘰𝘥𝘰...— Pensaste al levantarte de la cama.
Realmente llegaba un punto donde te costaba mover el cuerpo, te dolían los moretones, marcas, articulaciones.
¿Por qué no hiciste el intento de suicidarte tomando un bote de pastillas o con algo afilado?
La respuesta a esa pregunta es simple.
Tu madre ya vio una vez como casi mueres por una sobredosis de pastillas, fue tu primer intento de suicidio antes de que internaras.
Y se dio cuenta hace poco de las cicatrices en tus muñecas.
Por lo que escondió todas las medicaciones que hay en la casa y te prohibió las cuchillas, las quitó de tu vista.
Obviamente tampoco te deja acercarte a la cocina que es donde más objetos afilados hay.

Fuiste al baño, realmente no veías ni una cuchilla, eso te agobiaba.
Ya que el sentir algo afilado en tu piel te hacía sentir como si de una droga se tratase.
Pero no podías hacer nada.
Te quitaste la ropa, de reojo viste en el espejo un cuerpo muy delgado.
Desnutrido.
Cuando miraste directa a ese reflejo, te percataste algo.

—¿𝘋𝘦𝘴𝘥𝘦 𝘤𝘶𝘢́𝘯𝘥𝘰 𝘵𝘦𝘯𝘨𝘰 𝘦𝘴𝘵𝘢 𝘦𝘹𝘱𝘳𝘦𝘴𝘪𝘰́𝘯?...— Pensabas.
Tus ojos estaban hasta arriba de ojeras, tu cara estaba pálida, muy delgada.
Y la expresión que llevabas no ayudaba.
Ojos sin vida.
Estar vacía.
Estar ida.
Las tres palabras que mejor describen tu rostro ahora mismo.

Entraste en la bañera y al sentarte apoyaste la cabeza hacía atrás.
El agua caliente era lo único que podía relajarte en esta situación.

—𝑻𝒆𝒏𝒈𝒐 𝒒𝒖𝒆 𝒔𝒂𝒍𝒊𝒓 𝒓𝒂́𝒑𝒊𝒅𝒐 𝒐 𝒎𝒂𝒎𝒂́ 𝒔𝒆 𝒆𝒏𝒇𝒂𝒅𝒂𝒓𝒂́...— Te dijiste a ti misma.
Pero por un momento sentiste tranquilidad, sentiste paz.
Sentías como si tu cuerpo estuviera tocando fondo en calor.
Ese calor te relajaba demasiado.
Tanto que te dormiste sin darte cuenta.

Tanto que te dormiste sin darte cuenta

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Veías un cielo.
Muy cerca de ti... ¿Estarás volando?
¿Por qué de repente ves ese cielo azul al que siempre querías llegar?
No tiene sentido.
Ese cielo nunca llegaba a ti, entonces no entendías porque seguía delante de tus ojos.
Tu cuerpo flotaba, no sentías pesadez.
Era extraño, era la primera vez que te sentías así de bien, así de especial.
Realmente.
𝐄𝐬𝐭𝐚𝐛𝐚𝐬 𝐦𝐮𝐫𝐢𝐞𝐧𝐝𝐨.
¿Esto era la muerte?
¿Por eso estás tan cerca de ese cielo azul?
No pensabas que la muerte pudiera traerte una sensación tan fuerte de paz y tranquilidad, eso te dejaba atónita.
Pero escuchaste algo, una voz conocida... Si, una voz que habías llegado a detestar.

¿Mitad Humano Mitad Maldición?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora