Yuya dio un suave beso al cuello de Yuto y después se recostó sobre el, con una sonrisa brillante. El de ojos grises, en medio de sueño le rodeó con los brazos. Era de mañana, estaban en la habitación de Yuto, acurrucados, uno al lado del otro. Disfrutando simplemente de la compañía y la comodidad. El sol apenas se filtraba por la ventana, dejando verse a ambos amantes mutuamente. Yuya simplemente se acurrucaba más y más en su Delta.
–Soy tan feliz contigo Yuto –murmuró apenas comprensiblemente sobre el cuello. El aludido sonrió suavemente y dio un suave sonido desde la garganta–. Me has hecho tan feliz... –deslizó su mano hasta su panza. La acarició suavemente con cuidado y amor. Lo hizo en silencio, creyendo que arruinaría la magia del momento hablando de más. Yuto se le unió después de un rato, acariciando con mucho cuidado el redondo estómago de Yuya–¿Cómo crees que deberíamos llamarle? ¿Has pensado en algo? ¿O quieres que yo le nombre?
Yuto puso su mano encima de la de Yuya y le besó la mejilla suavemente.
–Deberías escoger tú el nombre –Yuya se sintió derretir. Amaba la voz ronca de Yuto por la mañana. Amaba escuchar a su Delta así. Se acurrucó más en el cuerpo del otro–, mi padre escogió el mío, y su padre antes de él, y su padre antes de él... creo que tu deberías escogerlo. Además, seguramente has pensado en un montón de nombres –Yuya negó suavemente –. ¿No?
–Solo tengo uno en mente –murmuró, mirando su panza y dando una leve pausa–. Reira –era un suave susurro, uno que el viento podía llevarse sin esfuerzo alguno. Uno que estaba seguro sería muy difícil escuchar.
–Me gusta ese nombre –Yuto le besa las mejillas seguidamente–. Es un gran nombre... y creo que sería el primero.
–Como tú –indicó Yuya. Yuto soltó una ligera risa.
–Como yo –Yuto le dedica un suave beso en los labios a Yuya antes de levantarse y ponerse en marcha a empezar sus tareas diarias.
Yuto recorre toda la habitación arreglándose a sí mismo mientras Yuya se queda en la cama, desnudo, admirando cada paso que da su amado. Así pasan sus días, Yuto haciendo lo que debe, pero Yuya solo observa, siempre solo obsérvalo que le pasa a su amado, a veces acariciándose la panza, a veces simplemente quieto, sin necesidad de siempre de vestirse al mismo tiempo o de atender innumerables reuniones y asuntos políticos. Solo que en esta ocasión, Yuya notó algo que le faltaba. Yuto a medida que iba avanzando.
–Le diré a Yuri que venga con tu comida más tarde –le avisa a Yuya mientras se arregla la camisa frente a un espejo, aunque no le presta demasiada atención–, puedes quedarte con el aquí un rato. Nadie va a extrañar a Yuri en la cocina o si quieres también puede venir Yugo. ¿Eso estaría bien?
Al momento de levantar la cabeza, para encargarse de otra cosa, Yuto ve a Yuya justo a su lado. Silencioso como siempre, sin dar pista alguna de donde estaba su presencia. Y por si no fuera suficiente, apenas pudo ver como el chico cargaba a una corona, su corona, la cual no dudó ni un solo momento en ponerla sobre la cabeza del dueño. El de ojos rojos parecía complacido, sonriente ante su aporte en el atuendo de Yuto.
–Larga vida al Rey.
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Long Live the King
Fiksi PenggemarYuto se quedó mirando a los ojos que Ruri tanto se esforzaba en ocultar. Buscó la mentira, pero esta estaba fuera de su alcance. Su día definitivamente estaba yendo a peor. Habían logrado borrarle parte de su memoria. A él. El Rey de Heartland. ...