Luna rosa, ¡oh! Luna rosa,
que bella y que hermosa.
En ti crecen miles de rosas
que rodean tu cara amistosa.
Tú que orbitas otra luna,
con gran dulzura y ternura.
Para ella una gran fortuna,
que orbites sus lagunas.
¡Orbitar, que felicidad!
Pues no gusta la soledad,
y menos la oscuridad,
que de muchos es realidad.
Planeta añil, ¡Ay! Planeta añil
¿por qué te torturas así?
Tu ilusión, quizás infantil,
tan solo te hará sufrir.
Ella en ti no orbitará
pues no hay gravedad,
y entre todos los demás
tú solo eres uno más.
¿Por qué deseas su girar
si en ti no acabará?
Un misterio hasta el fin será,
quizás amor, quizás soledad.
