Reencuentro. [Deavy]

Arrepentimientos.

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VI.

— ¿Tienes lubricante Hev? — Dijo sin dejar de masajear las piernas de otro.

Sin decir nada Heavy se inclinó y sacó un frasco medio lleno de aquel líquido del mueble junto a la cama y se lo pasó a Dee, con un poco de vergüenza, quién al notar el estado del recipiente frunció ligeramente el ceño.
Todo indicaba a que Heavy ya había estado con más personas no hace mucho, no era algo que debiera molestarle debido a que su hermano estaba en todo su derecho y ellos ya no eran nada más que simples hermanos (al menos hasta ese momento), sin embargo no lo podía evitar, estaba celoso.
Además, ¿porque lo guardaba tan a la mano? ¿con quien planeaba usarlo?
Sintió más rabia.

— ¿Dee?

La voz de su hermano interrumpió sus pensamientos.
No quería confesarle a Heavy que estaba celoso y molesto por algo como eso, ese no era el momento de actuar como una novia tóxica.

Así que en lugar de eso prefirió desahogar aquellos sentimientos reclamando el cuerpo de a quién tanto extrañó.

"Esta botella va a quedar vacía para cuando termine la noche" pensó.

Dee no era posesivo, al menos no tanto, pero con Heavy se convertía en el ser más egoísta sobre la tierra.
Siempre fue así, incluso desde antes de que todo ese retorcido romance empezara Dee celaba a Heavy incluso con sus propios padres, pero eso era algo que intentaba guardarse para si mismo, al principio por orgullo, después porque era muy obvio que algo "normal" no era.

De un momento a otro el pelirrojo se exaltó ante el súbito y ligeramente agresivo agarre de su hermano a su culo.
Le notó molesto, no sabía la razón.
Sin embargo, Heavy disfrutaba de la brusquedad de Dee, no era un secreto.

¡PLAF!

Heavy siseó ante el ardor, pero un espasmo en su entrepierna le indicó a Dee que aquella nalgada definitivamente fue disfrutada.

— Mfh... otra...

—¿Qué dices?

— Quiero más Dee...

Dee sonrío con malicia y satisfacción.

—Tus deseos son órdenes Hevs.

Y de un momento a otro retumbó el mismo sonido en la habitación, junto con un gemido de placer bastante masoquista.

La piel ligeramente bronceada del pelirrojo se tornó rojiza y Dee sonrío ante la marca posesiva que dejó sobre aquel con su propia sangre.

Heavy sintió algo frío siendo masajeado sobre su entrada y luego entró el primer dedo, sin una advertencia, nada.

... Desafortunadamente casi no lo sentía, le daba algo de pena admitir que ya estaba acostumbrado después de varios años.
¿Dee se molestaría más si lo menciona?

—¿No te duele?

Pareciera que el rubio lo había leído sin problema alguno, a veces le asustaba tanto que pensaba en que incluso sabía leer mentes.

—Um... ¿un poco?

Es un asco mintiendo.
El pecoso frunció el ceño incrédulo.

Indignado lo penetró con dos dedos más ocasionando una reacción por parte del menor, quién apretó el edredón con fuerza y arrugó su nariz ante el sentimiento punzante.

—Hijo... de tu- puta... madre... —siseó.

—Tenemos la misma madre hermanito. — Sonrió satisfecho y acto seguido curveó sus dedos dentro del contrario, tocando aquel punto sensible casi de inmediato. — Ahora si lo sientes, ¿verdad?