Bar.

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IV.

Las risas de fondo, la música y unos que otros gritos de ebrios violentos resonaban en el lugar.

Para Heavy un bar de esta índole era algo habitual, incluso casi familiar, le recordaban a su madre y aunque él no tomaba en exceso como esta misma, visitaba este tipo de lugares con tanta frecuencia como ella solía hacer.

Heavy dió un último trago al tarro de cerveza para acabar el contenido de este completamente, luego puso el mismo sobre la barra y suspiró con alivio.
Durante las últimas horas se había dedicado a hablar de toda clase de tonterías con Dee, compartiendo unas cervezas, pasando el rato, conociéndose nuevamente.

El ojiverde no había bebido tanto (al menos a su parecer) y su hermano, quién insistía en "invitar los tragos", tampoco, el problema era que Dee tenía casi tan poca tolerancia al alcohol como su padre, por lo que no era nada común que tomara estas sustancias.

El rubio estaba sentado junto a él, de un momento a otro intento ponerse de pie y el menor notó esto, sosteniendo a su hermano rápidamente entre brazos antes de que terminara estampado contra el suelo.

— ¡Carajo Dee!

—Ya- suéltame Hev, estoy bien, sólo voy a mear —arrastró sus palabras y dió unas cuántas palmadas al hombro contrario.

El pelirrojo de pronto quiso soltar una risa debido al estado del otro, pero simplemente se limitó a sonreír.

— Creo que mejor te ayudo a llegar — dijo mientras sacaba unos billetes sueltos de su bolsillo y los dejaba en la barra, permitiendo que el barista conservará el cambio.

Dee gruñó ligeramente pero dejó que su hermano menor lo llevara al baño, no le molestaba del todo, le gustaba un poco el sentimiento de la mano de Heavy sosteniendo su cintura mientras se apoyaba de él.

Cuándo finalmente ambos hermanos entraron al baño, Heavy maldijo en voz baja un poco molesto, pues el mismo estaba repleto de motociclistas y metaleros borrachos que no dudaron en penetrarlos con la mirada, en especial a Dee.

Heavy sostuvo con un poco más de fuerza al pecoso, pegando sus cuerpos, casi como si de un instinto protector se tratara. Se acercó a su oído y le susurró:

—Te llevaré a otro lugar, no te preocupes.

Y un pequeño escalofrío recorrió la espalda de Dee, pues el cálido aliento de su hermano, junto con su voz, se sentían extrañamente sensuales sobre cada una de las perforaciones en su oreja.

[...]

— Mierda, no quiero caer tan bajo.

—Vamos Dee, no es la gran cosa, sólo has rápido y ya — miró a su alrededor — ¡no hay nadie!

El rubio apretó los labios, no estaba acostumbrado a esto, era vergonzoso y asqueroso, pero su maldita vejiga no iba aguantar más.

Un callejón, nunca pensó que iba a orinar en un repugnante callejón.

Dee se apoyó contra la pared y comenzó a desabrochar su cinturón cómo podía, pero estaba perdiendo el equilibrio a cada segundo, cosa que comenzó a desesperarlo haciendo que balbuceara maldición tras maldición.

Los balbuceos pronto llamaron la atención del ojiverde, quien ya se encontraba dándole la espalda a su hermano para hacerle guardia.

— ¿Todo bien Dee... ? — Lo miró de reojo.

— Si, si — maldijo de nuevo. — es sólo que este... este maldito cinturón — finalmente se quejó entre dientes.

Heavy esta vez volteó para observar bien al contrario, quien definitivamente había olvidado cómo deshacer un simple cinturón por el estado en el que se encontraba... ¿probablemente debía ayudarlo?

Reencuentro. [Deavy]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora