Comida.

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II.

— Así que... Heavy.

El mencionado levantó la mirada con una rebanada de pizza en la boca.

— ¿Sigues saliendo con esa chica rubia? La de los pechos lindos...

Dee chistó con la lengua.
—Por Dios.

—¿Qué? Oh vamos, no te pongas celoso amor — río la chica mientras le daba una mordida a su propia rebanada.

—Ya no. — Heavy respondió fríamente. Su expresión parecía haber cambiado, cómo si fuera un tema no muy agradable para él.
Tanto Dee como Lif notaron esto.

— Oh... Lo siento Heavy.

—Está bien. —El pelirrojo encogió los hombros, aún con su mirada baja. — es... es un tema complicado, no es tú culpa.

De pronto el menor sintió una mano sobre la suya. Heavy volteó para encontrarse con que su hermano era el responsable, chocaron miradas como lo habían estado haciendo toda la tarde, y Heavy recordó lo vulnerable que los ojos de Dee a veces lo hacían sentir.

— ¿Quieres hablar de eso Heavy? — el rubio no apartó la mirada.

Heavy observó la mano que lo sostenía y el anillo que estaba puesto con tanto orgullo en su dedo anular... el hambre se le fue.

Así que decidió explicar la situación.

— ... Nosotros... terminamos, probablemente no estaba funcionando, no lo sé — comenzó a contar el pelirrojo,  se notaba que no estaba muy seguro de sus palabras. — La cosa es que, yo- bueno... — este volteó hacía el rubio por un segundo, luego desvió la mirada nuevamente y se tomó un momento. Suspiró. — no solíamos usar protección y... y hace poco me enteré que probablemente tengo un hijo que nunca podré ver —pasó una mano por su cabello y soltó una pequeña risa amarga. — creo- creo que le arruiné la vida a alguien, en serio soy un idiota.

Lif y Dee se miraron, claro que Heavy era algo irresponsable pero, no era lo que esperaran escuchar.

— ... ¿Intentaste hablar con ella? — Preguntó la chica.

El pelirrojo asintió.
— Me dijo que no me volviera a acercar. — Heavy apoyó la cara en su mano, intentando no quebrarse. —Perdonen yo-

La de cabello azabache le acarició la espalda, a manera de confort.

— No te preocupes Heavy, está bien, sácalo...

El rubio se paró de su asiento y se dirigió hacía dónde estaba su hermano, sin decir una sola palabra.

Acto seguido retiró delicadamente la mano del rostro de este lo miró, observó sus ojos llorosos e hinchados, tenía la expresión de alguien que realmente necesitaba desahogarse un poco.
Dee recordó a Heavy de pequeño y era cómo si volviera al pasado, cuándo Heavy lloraba más de lo que debía y Dee a veces era el que se encargaba de calmarlo.

El pelirrojo vió a su hermano cómo si esperara alguna forma de consuelo y acto seguido lo abrazó, enterrando el rostro en su cuello.
Dee le sobó la espalda.

—Está bien Hev, son cosas que pueden pasar... intenta calmarte.

[...]

— Entonces yo le dije que obviamente no se podía conseguir un maldito reembolso, ¡era estúpido! — exclamó la pelinegra, que ahora estaba hablando sin parar.

El ambiente se había relajado, pero Heavy ahora no apartaba la mirada de Dee, quien se sentaba frente a él.
Lo analizaba lo más que podía.

El pelirrojo se perdió un poco pensando en lo mucho que Dee había cambiado desde que eran jóvenes. Realmente se veía y percibía mucho más maduro. El rubio ahora usaba lentes (algo que le hizo recordar a su padre), tenía el cabello más corto, extrañaba sus rizos alocados un poco, pero le quedaba y la barba que tenía en su mentón le daba un buen toque.
Se veía bien, atractivo.

Heavy por su lado no se quedaba atrás, aunque básicamente era la versión masculina de su madre, melena larga y ropa de motociclista, músculos bastante notables que había estado desarrollando con el tiempo y uno que otro tatuaje por ahí, eso sin más.

Dee pronto se percató de las miradas poco discretas de su hermano y comenzó a devolvérselas disimuladamente, apoyando la mejilla contra su mano y sonriéndole cada que sus ojos chocaban por mucho tiempo.

Parecía que la voz de Lif se había vuelto imperceptible para ambos, sólo enfocándose el uno en el otro, intentando descubrir que tanto habían cambiado desde la última vez que se vieron.

Heavy casi pega un brinco cuándo sintió el pie de Dee acariciar su tobillo y subiendo lentamente.
Su rostro se puso tibio de un momento a otro y se levantó de golpe, llamando la atención de los otros dos.

—Yo- eh, d-disculpen, tengo que usar el baño... —se rascó la nuca, apenado.

—Oh, sí... es la puerta junto a la entrada. —Sonrió la muchacha, un poco extrañada. Cuando notó que el otro se iba volteó a su esposo, quien solo encogió los hombros en señal de que tampoco sabía que le ocurría (cosa que obviamente era mentira).

El pelirrojo entró al baño rápidamente y se encerró ahí. Heavy se vió al espejo por un momento y notó sus mejillas ligeramente enrojecidas, abrió la llave del grifo y se mojó la cara.

— No, no, no —se repetía a sí mismo con desesperación mientras el agua empapaba su piel. — mierda. —se talló los ojos.

"Probablemente sólo estaba jugando, definitivamente lo malinterpreté."
Pensó el de orbes verdes, intentando tranquilizarse.

Después de unos segundos finalmente se calmó y suspiró.

Volteó al escusado y subió la tapa de este.

[...]

Heavy salió del baño y volvió a dónde estaba la pareja.

— Yo... creo que ya me debería ir, preferiría salir antes de que anochezca.

—Ah- ¡claro! Está bien —La chica se puso de pie.
Dee hizo lo mismo.

El rubio pasó junto al menor y puso la mano sobre su hombro.
— Espera un momento, voy por mi chaqueta.

Heavy olvidó por un segundo que su hermano lo iba a acompañar, asintió con una sonrisa ligeramente incómoda por lo que había sucedido hace un rato, luego miró a la muchacha de cabello negro.
Esta le sonrió.

—¿Te veremos más seguido por aquí Hevs?

—... No lo sé —Desvío la mirada. —honestamente sólo estaba de pasada y...

—¿Recordaste que tenías un hermano amargado que vivía cerca? —Dijo jugando.

Heavy río.
—Sí. Algo así.

La chica también soltó una pequeña risilla y acto seguido abrazó al pelirrojo por el cuello.

—Fue genial verte Heavy, no te desaparezcas por tanto tiempo de nuevo.

—Lo intentaré —este le devolvió el abrazo.

—¿Debería preocuparme? —Se escuchó detrás la voz del rubio, quién miraba con una ceja alzada.

La chica lo miró.
— No, pero me gusta bastante cuando lo haces.

—Pft. — Dee rodó los ojos con una media sonrisa, acto seguido abrió la puerta y salió, no sin antes llamar el nombre de su hermano para que lo siguiera.

Heavy se despidió nuevamente y salió tras Dee.

Reencuentro. [Deavy]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora