Capítulo 13

1.2K 142 24
                                    


Su espalda chocó con algo duro antes de que su cuerpo perdiera el equilibrio y cayera hacia un lado, intentó agarrarse de algún lado, aunque no dio resultado, su cuerpo terminó por deslizarse hasta el suelo y rodó sobre piedrecillas sueltas antes de detenerse con un golpe seco contra la roca fría. Un suave quejido abandonó sus labios mientras intentaba ponerse de pie, fallando en el intento. Miró alrededor sin poder distinguir nada por la profunda oscuridad.

— ¿Korra? — Llamó mientras tanteaba con las manos intentando ubicarse. Sus manos se encontraban lastimadas por el roce contra la gravilla, por lo que el intento dolió un poco, pero no se detuvo. — ¡Korra! — Volvió a llamar.

— ¿Asami? — Pudo escuchar eco de su voz entre las paredes rocosas.

— Aquí. — Señaló. Aún sin fuerzas para ponerse de pie.

— Voy hacia ti, no te muevas ni un milímetro.

Asami asintió a la oscuridad sin más opción que quedarse quieta mientras escuchaba el eco de pasos rápidos que parecían venir desde todas las direcciones, un brazo rodeó firmemente su cintura levantándola del suelo y luego la jaló rápidamente hacia atrás.

— ¿Estás bien? — Preguntó la morena con voz agitada.

— Si. — Respondió Asami un poco agobiada por todo el movimiento y la falta de luz.

— Eso estuvo bastante cerca. — Murmuró la morena un tanto sin aliento antes de encender una llama en la palma de su mano. Asami entrecerró los ojos ante la repentina luz para luego jadear de sorpresa. Un enorme cráter de por lo menos tres metros de ancho se encontraba frente a sus ojos. Las palabras se atoraron en su garganta y unas de sus manos se aferró al brazo que la mantenía inmóvil. — Vamos a subir de nuevo ¿Te golpeaste en algún lado? ¿Te duele algo? — Cuestionó un tanto preocupada la morena.

— Estoy un poco magullada y me herí las manos, pero estoy bien. — Dijo con voz un poco ahogada por la impresión. —¿En dónde estamos? — Cuestionó una vez que estuvieron en una especie de antro de roca.

— En una cueva.

— Graciosa.

— No hay otra respuesta para tu pregunta. — Dijo con algo de gracia la morena mientras daba toquecitos rítmicos al suelo. — Estamos en una cueva dentro de la montaña ¿Feliz? — Asami resopló. Pudo escuchar como la morena escarbaba en lo que parecían ser sus alforjas.

— ¿Cómo encontraste una apertura tan rápido? — Cuestionó. Una pequeña llama apareció.

— No lo hice.

— ¿No lo hiciste?

— Yo creo mis propias opciones Sato. — Dijo con intención mientras enarcaba una ceja.

— Claro. — bufó Asami— Tú creas tus propias opciones ¡Que maravilla! — El sarcasmo era evidente— así que solo abres un hoyo en una roca y me arrojas dentro y que se joda Sato ¿No es así? ¡Espíritus! ¿Y si hubiera caído en ese abismo de muerte? Estarías muy feliz con eso ¿Verdad? — Chilló Asami agitando los brazos con furia. La morena la observaba aquel arrebato, divertida antes de fruncir el ceño.

— Oye, solo tuve tres segundos para pensar— replicó — ¿Preferirías estar enterrada bajo la nieve? — gruñó antes de señalar la pared de roca— Porque puedes retirarte cuando se te de la gana.

Asami giró la cabeza indignada, preparándose para dar una respuesta mordaz, pero tuvo que cerrar la boca, la frente de la morena llevaba restos de sangre y uno de sus brazos tenía una enorme raspadura que hasta entonces no había notado. Se sintió culpable de inmediato, Korra solo la protegió, la tormenta de nieve no era su culpa, y ella no estaba siendo de mucha ayuda con su berrinche.

Me PertenecesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora