Capítulo 3: El escuadron de los Idiotas

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La alarma del celular de Romina sonó con fuerza.

Eso significaba que debía de darse prisa para no perder el autobús, por lo que tomo apresurada sus cosas y salió de su cuarto despavorida.

Bajo las escaleras, mientras se iba poniendo su chaqueta de mezclilla encima del vestido floreado y cuando estuvo en la sala de estar pudo apreciar como el aroma de los waffles caseros inundaba el lugar.

Le encantaba ese aroma desde niña. Eso le indicaba que todo estaba bien, y que mientras la estufa estuviera encendida no habría de que preocuparse. Le parecía consolador de alguna manera.

-Romi, ¿Eres tú, princesa?-Llamó su padre desde la cocina.

-Sí, papá.- Dijo ella, con prisa en su voz.-Ya me estoy yendo.

-¿Crees que voy a dejar que te vayas sin comer?- la voz del hombre sonaba seria, pero escondía ternura en ella.

-Tengo que irme ya. No tengo tiempo de comer, llegaré tarde.

-Bueno, al menos ten unos para el camino.- Con esto el hombre entro en la sala de estar y le extendió una bolsa térmica color rosa pastel.- Es para que tú y tus amigos puedan comerlos más tarde.

Romina lo miró con ternura y agradecimiento.

En ocasiones se preguntaba qué era lo que había hecho para tener un padre tan gentil y amoroso como él. Le agradecía a la vida todos los días por tenerlo, por poder llamarlo "papá" y tener su amor.

-Gracias, eres el mejor, sin duda.-dicho esto Romi lo abrazo con fuerza.

El hombre era alto, tanto que la chica le llegaba al pecho, y era delgado. Tenía la tez media, llegando a parecer ligeramente bronceada, y tenía unos grandes ojos celestes, los cuales había heredado sus hijas.

-¡Buenos días!

Dos dulces voces que venían por las escaleras, y se encontraron con aquella linda escena, la cual les conmovió mucho.

-¿Por qué no nos dicen que están teniendo un momento Padre-hija?- dijo, fingiendo molestia, Natalia, quien tenía doce años.

-Sí, y te molestas cuando decimos que Romi es la favorita.-secundó Isabela, de diez años, cruzando los brazos.

-Ja, ja. Que graciosas.-soltó la chica, juguetonamente, mientras le revolvía los cabellos de forma cariñosas a ambas niñas.

Entre risas la alarma del celular sonó nuevamente, atrayendo su atención nuevamente al mundo real.

Al cabo de cinco minutos estuvo en la parada, y para su sorpresa el transporte iba llegando, por lo
que rápidamente saco su identificación de estudiante y se subió tras darle las gracias al conductor.

Mientras los pasajes de "La ladrona de Libros" De Marcus Zuzack sonaba por sus oídos, se quedó inmersa mientras iba viendo por la ventana mientras el autobús iba andando, mientras hacía las paradas correspondientes.

Cuando por fin llego a la Universidad bajo con cuidado y de pronto se vio envuelta en un mar de chicos, los cuales iban llegando al lugar.

Muchos de ellos llegaban en sus coches de los modelos más recientes, o bajaban de carros extremadamente finos y costosos, o descendían de motocicletas Harley Davidson.

Camino directo a su salón, mirando la hora en el reloj de su celular, relajándose poco a poco. Su primera clase comenzaba un poco tarde ese día por lo que, al llegar al aula, tomo su asiento y suspiro de cansancio y alivio.

Al cabo de cinco minutos Mar llego, saludándola con una sonrisa de oreja a oreja como era usual en ella, y poco después Gonzo se les unió.

Pronto la conversación se centró en cosas como películas, series y su tema favorito, chismes de celebridades.

Un Lugar Lejos De TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora