Capítulo 7: Disculpas

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Era de mañana y Bruno ya se encontraba en el salón, en espera que iniciaran las clases.

Había decidido optar por llegar temprano ese día para poder hablar a solas con Martina y así poder resolver todo aquel asunto que tenían, y debía de hacerlo sin ninguna otra persona presente, ya que
pensaba que no podría hacerlo si alguien más estaba con ellos.

Podía sentir como sus manos sudaban, y sus pies moviendose sin control algún, sin duda se encontraba nervioso.

De pronto cayó en cuenta que en ese momento no habia hecho algo parecido, jamás  se había disculpado realmente con nadie, por lo que le pareció que aquello era algo totalmente nuevo para él, así que el nerviosismo aumento más.

Miro el telefono para poder calmarse un poco, se puso los auriculares y comenzo a ver videos acerca de videojuegos que le gustaban, trataba de prestar atención, pero sus sentidos estaban atentos a la llegada de Martina, por lo que no podía disfrutar de aquello como era debido, pero aún así no aparto
la vista del aparato.

Al cabo de diez minutos comenzaron a llegar sus compañeros y el lugar se iba llenando de gente, pero no llegaba Martina, lo que le pareció extraño. Ella nunca llegaba tarde ningun día, tenía una asistencia perfecta, por lo que la curiosidad comenzó a martillear en su cabeza con una inistencia poderosa.

Pudo notar como Romina y Gonzalo enrtaron al aula, inmersos en su conversación, no presto atención de que era ya que en aquel momento no era de su interes, lo unico que le importaba ahora era encontrar a Martina para poder acabar con aquel martirio dentro de él.

Estaba a punto de acercarse a aquellos chicos, cuando de pronto una mano cayo sobre su hombro derecho, atrayendo su atención, lo cual le molestó. Estaba a punto de decir algo, cuando vió el rostro de Santiago, la cual estaba más seria de lo usual.

-¿Porque no has respondido mis mensajes, Bruno?-su tono de voz era grave y pesado, estaba molesto.

-Buenos dias a ti también.-contestó el castaño, retirandose los auriculares, había olvidado que los tenía puestos.

-Hablo enserio, Bruno. Responde.

-Cené y almorcé con el abuelo, sabes lo que opina de los telefonos en la mesa.-dijo, ni siquiera entendió el motivo del porque había mentido.

-¿Y no me pudiste hablar de camino aca?-Santiago quería una explicación razonable, estaba molesto, y eso significaban que muchas preguntas vendrían.

-No, me trajo el chofer del abuelo,  ya sabes como es, viejo.

Santiago quedo en silencio unos minutos. Al parecer aquella respuesta había bastado con eso por el momento, pero sabía que tarde  temprano volvería a sacar el tema, por lo que intentaba grabarse las escusas que había dicho para que su mentira no se viniera abajo.

-¿Pudiste hablar con ella?-pregunto Santiago, mientras tomaba asiento en su lugar.

-Hablar, de hablar con ella, de ese tema, de eso espeficiamente, no he podido.-dijo Bruno, quien tambien se había acomodado en su lugar.

-¿Qué? ¿A que te refieres?.-Santiago intentaba moderar su volumen de voz, no quería atraer más atención de la necesaria.

-Mira, a veces hay que dejar que los problemas se arreglen solos.

-Bruno, ¿Enviaste el mensaje o no?

-No, no lo envié.-dijo sin más el chico, sintiendo más nerviosismo del que quería admitir.

-¿Porque? Bruno, tienes que disculparte con ella, ahora.-Santiago había hablado más alto de lo usual, justo cuando el profesor había ingresado al salón.

Un Lugar Lejos De TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora