La Tormenta y La Calma

51 4 0
                                    

Daichi al escucharlo me soltó inmediatamente y me colocó detrás suyo, le tomé de la camiseta y me vine abajo, la ansiedad me estaba comiendo y absorbiendo completamente.

(Lucifer) - Es tu amiga y la tratas de esa forma. Que rastrero y feo de tu parte *dice riéndose*

(Daichi) - ¡¡¡Cállate!!! Sea lo que sea que quieras de ella no lo obtendrás. ¡¡Ella es mía!! Ni se te ocurra tocarla *Expresa de manera desafiante*

(Lucifer) - No voy a perder mi tiempo contigo.

La situación se estaba volviendo más tensa y el ambiente más agresivo y ahí estaba yo, sentada, temblando, sin poder hacer nada, siendo una vez más una completa inutil. Daichi se estaba irritando cada vez más y así fue durante varios minutos, ambos mirándose constantemente.

(Daichi) - Deberías saber cual es tu lugar, vuelve al infierno que es ahí donde perteneces.

(Lucifer) - Me asombra mucho tu falta de conocimiento. ¿Sabes cómo se le llama eso? Ignorancia.

(Daichi) - ¿Ignorancia?

(Lucifer) - No es mi problema si solo te ciñes a una sola base de información. Mírate y mírame. ¿Acaso fui yo el qué puse a llorar a ese pequeño polluelo de ahí?

Seguía en el suelo temblando, sintiendo sus miradas en mí, era una situación estúpida, una pérdida de tiempo total. Ellos seguían y seguían discutiendo y yo ahí sin ser capaz de decir nada.

Daichi cada vez alzaba más su voz, su forma de actuar en ese momento era demasiado agresiva y por otro lado estaba Lucifer, que seguía calmado y relajado, escuchando todo lo que le decía, todas esas groserías y faltas de respeto sin ningún tipo de contexto o motivo para hacerlo.

No entendí la necesidad que él sentía para ponerse así, qué clase de humano es capaz de enfrentarse a algo que lo puede destrozar en cuestión de pocos segundos, Lucifer seguía siendo un ángel al igual que los demás, tiene su misión y su ocupación.

Miré a Daichi en ese momento, no se si fue cosa mía pero sus ojos cambiaron completamente, pasó exactamente lo mismo que en el pasado . - Dai...*intente decir su nombre, pero estaba totalmente marchitada* Fue en ese mismo instante donde Daichi se marchó, sin decirme nada, sin hacer nada, ni siquiera me miró.

Ese acto me hizo sentirme todavía peor conmigo misma, me sentí abandonada, encerrada, odiada... Mis respiraciones estaban tan aceleradas, tan agitadas, tan desenfrenadas, estaba sintiendo como mi mente quería apagarse, como mi corazón quería pararse, como mi vista se nublaba y quería cerrarse.

*Varias horas después*

Intensifícate y HazloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora