Capítulo 2

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El erizo cobalto llegaba al parque en el tiempo estipulado, vio al príncipe sonriéndo mientras meneaba "su cola" con felicidad, saludó amistoso el erizo y el zorrito correspondió.

—¡Será genial! — gritó el menor arrastrando del brazo al erizo. —He visto en películas la rutina perfecta, por lo que no nos aburriremos.

El zorrito estaba alegre, sin embargo, el erizo le paró en seco.

—No no, lo mejor de una salida es lo inesperado, por lo que olvida la rutina y mejor improvisemos un poco. — le mencionó con una sonrisa mientras era él quien jalaba al zorrito.

El zorro sólo asintió y caminó contento siguiendo al erizo, llegaron al centro del parque. Juegos, deportes, comida y personas sentadas en el pasto proliferaraban en la zona.

—Oh oh, quiero una mazorca cómo la preparan aquí. — mencionó dando pequeños saltos mientras abrazaba el brazo del erizo. —Ya sea en vaso o en palo.

El erizo pensó un poco, ¿mazorca?... Oh eran los elotes.

—Claro... ¿Te digo majestad o Tails? — preguntó el cobalto nervioso.

—Tails, me gusta más. — respondió el joven zorro alegre.

Ambos llegaron al puesto y compraron una mazorca, esta vez, Tails había cambiado sus billetes de nominacion grande por más pequeños, así no tendría problemas cómo en la última vez. Sonic le guió hasta unas bancas y se sentaron a degustar sus alimentos, Tails siendo más calmado y limpiándose cada vez que mordía, mientras Sonic se manchaba y comía sin preocuparse.

—Vaya, sabe mucho mejor de lo que imaginé. — mencionó alegre. —¿Vienes muy a menudo aquí?

Sonic negó.

—La última vez que vine ni siquiera tenía conciencia, mis padres me trajeron. — le contestó despreocupado.

Tails se sorprendió por la respuesta.

—¿Dónde están tus padres? — preguntó el menor curioso. —No los he visto.

El cobalto guardó silencio viendo a la nada, dio un suspiro y volvió a morder su elote desviando la mirada.

—Perdón si hice una pregunta muy personal. — se disculpó el menor agachado la mirada.

—No te preocupes, sólo no me gusta hablar de eso. — le respondió algo calmado aunque sin verlo.

Siguieron comiendo en silencio hasta que ambos acabaron, Sonic tomó los restos y tiró ambos residuos a la basura, donde aprovechó para mirar la cancha de béisbol pública.

—Hey Tails, ¿jugamos a atraparla? — preguntó el cobalto retomando su alegría.

El menor asintió contento, fueron a la cancha, tomaron unos guantes y una pelota para ir a afuera a jugar.

—¿Listo?, te la lanzaré sin fuerza. — el erizo gritó preparando el lanzamiento.

El menor asintió confiado. El erizo lanzó la bola y el zorro hizo el intento de tomarla, aunque sólo rebotó en guante y cayó. Rió nervioso tomando la pelota para lanzarla, aunque fue algo chueco y hacia abajo, nada que alguien muy rápido no pudiera alcanzar.

—Perdón jeje. — mencionó apenado el de pelaje amarillo.

El erizo le miró comprensivo y caminó hacia él.

—Nunca has echo esto, ¿cierto? — preguntó el cobalto divertido.

El menor apenado sólo asintió. El erizo sonrió palmeando la cabeza del zorrito y ver al joven.

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