El doctor Robotnick seguía viendo los videos a detalle, tratando de sacar una imagen nítida del justiciero azul. No lo logró, intento tras intento no lograba hacer un fotograma nítido de la imagen del justiciero.
—Maldita sea, esto es inútil. — se quejó. —No me queda más opción que ir al plan B... Aunque a Zails no le guste la idea.
Mencionó viendo al principe Tails volando captado por un dron, sin duda alguna... Venían problemas para el menor.
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El menor se despertaba con los ojos hinchados y con pesadez en el cuerpo, no quería levantarse de la cama o sacarse las sábanas, sólo quería estar tranquilo sin que nadie le molestara. Tomó el móvil notando unos mensajes en el tablero, decidió abrirlos.
Tails no respondió, sabía que había despertado tarde y que por eso el cobalto no respondió, no obstante, no tenía ánimos de responder.Sonic por su parte veía el visto clavado del zorrito, suspiró y salió de su casa. Por mucho que le importase no podía mantener su tiempo en eso, por lo que se fue al trabajo evitando pensar demasiado en el zorrito.
Pasando por las calles de Station square divisó a su amigo del alma recogiendo los pedazos de los drones, así que se acercó y le saludó contento.
—Hola Shad, ¿que tal todo? — saludó cortes.
El azabache sólo le vio de reojo y siguió su trabajo.
—¿Uh?, vamos Shad. ¿Ahora que hice? — preguntó confundido.
—¿Qué hiciste?, ¿qué hiciste? — le susurró enojado el joven azabache. —Primero, tu sueñito de ser un héroe hace una devastación en la ciudad y aquí, segundo, tu imprudencia hace que la gente prefiera que un héroe haga el trabajo de nosotros los agentes, quienes entrenamos meses, incluso años para estar al nivel de estos desastres, tercero y más importante, por tu miserable culpa a los grupos antidisturbios nos bajaron el sueldo más del cuarenta por ciento.
Siguió reclamándole en voz baja el azabache, pensando que nadie debía saber que él era el justiciero azul.
—Shad, perdón yo no tenía ni idea. — habló entristecido el cobalto.
Shadow suspiró con pesadez, no obstante, su supervisor le habló llamándole la atención.
—Señor Shadow ¿acaso quiere que le baje el sueldo de hoy?, de seguro su pequeña prometida espera que no, digo si quiere que le regale una prótesis para caminar para navidad. — mencionó un hombre de gran mostacho llegando con los erizos.
Shadow apretó los puños enojado, sin embargo, era el jefe y no debía hacer una escena o perdería el trabajo.
—No señor Robotnick, perdone.
El científico miró al erizo azul con una ceja levantada.
—No se preocupe buen samaritano, en cuanto se termine la recolección de mis máquinas, las cuales fueron robadas por cierto, dejaremos esta pestilente e insegura ciudad para que siga con sus negocios delictivos. — mencionó el científico yéndose.
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Mi Príncipe Dorado.
Hayran KurguAquel velocista cautivó el corazón del joven príncipe de Mobius. Ahora ambos harán lo imposible por estar juntos al final del día.