si todo hubiera sido diferente pt 5

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Espero les guste.

Emma

Preparo la gelatina con la maldita cara de idiota que nadie me a podido sacar desde ayer.

Hoy en la noche llega el Boss y quiero esperarlo con algo especial ya que se paso quejando en toda la llamada que hicimos en la tarde.

Antes de que digan Emma sin dignidad déjemen decirles que el fue quien llamó, pero claro la loca empezó a saltar como si hubiera ganado el premio mayor de la lotería.

Bueno lo importante es que me reclamó el hecho de que yo sea gentil con todos los hombres menos con el, puso de ejemplo a los boyevickis e incluso al mismo doctor alegando el día en que lo invite a quedarse y cocine para el cuando en realidad lo hize para todos.

En fin, la gelatina que por obvias razones no elabore el día de ayer la estoy haciendo hoy, el clima a estado particularmente más frío por lo que estoy usando abrigo dentro de la casa que se mantiene con la calefacción prendida.

Nisiquiera puedo imaginar la cantidad abismal que paga de luz el ruso, pero bueno cosas de gente millonaria.

Termino las bases metiéndola a la nevera, me aplaudo como la mujer alegre que soy.

Subo más el volumen a la canción que se reproduce por toda la cocina en un gran parlante que encontré aquí, lo bueno de no tener vecinos es que puedes reventar la casa y nadie te dirá nada porque prácticamente estás viviendo en la nada.

Sacó los materiales para hacer el almuerzo, me siento tan contenta que quedarme quieta no es una opción.

Haré un pollo con champiñones acompañado de un arroz de verduras, las mujeres se encargarán del jugo.

Así se pasa mi tarde, cuando termino de almorzar hablo un poco con Sam, evitamos a toda costa nombrar a la mujer que nos trajo al mundo.

Son alrededor de las seis de la tarde cuando estoy saliendo de la ducha envuelta en un albornoz y un maldito trueno me aceleran el corazón.

Trató de calmarme pero el que se repita me hace salir corriendo al pasillo donde todos los boyevickis me quedan mirando raro.

- Escucharon - pregunto con la respiración acelerada.

- Si, es una simple tormenta - informa uno de ellos.

- Una simple tormenta - mascullo por lo bajo tratando de convencerme a mi misma que no pasa nada, asiento girando para entrar a vestirme pero nisiquiera coloco un pie dentro cuando el cielo retumba.

- Ay Dios - grito regresando al pasillo, todos se ríen de mi lo cual no me parece gracioso.

- No se burlen tengo miedo - el corazón me salta en el pecho, lo sobo tratando de calmarme.

- No pasa nada señora, son solo truenos - claro ya porque ellos son unos simios sin sentimientos ni emociones.

- Entraré a vestirme pero dejaré la puerta abierta, así que pido de favor cierren sus ojos y respeten mi privacidad - se voltean dándome la espalda cumpliendo la orden.

Entro a la recámara a la velocidad de la luz sacando la primer pijama que encuentro la cuál es una pequeña bata de tiras, la coloco sin sostén y cuando estoy por ponerme las bragas el cielo se ilumina volviendo a sonar.

- Mierdx, mierdx, mierdx - me quejo regresando al pasillo con las bragas de encaje en la mano.

Soy un manojo de nervios y aunque parezca una tontería no la es, desde que tengo memoria le temo a las tormentas, es decir a los rayos, truenos y relámpagos.

Mi Hermosa BrujaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora