Ethan jamás creyó que una noche podría ser eterna, más esa primera noche en la granja lo era, su cuerpo estaba cansado, pero su mente no dejaba de llenarse de recuerdos, sentimientos e interrogantes.
Tampoco podía dar vueltas, Victoria estaba a su lado y no deseaba despertarla. No tenía otra opción más que la de levantarse de la cama y deambular primero por la casa, y después salir listo para empezar el día, justo cuando el viejo cuco sobre la chimenea de la sala marcó las 4 de la madrugada.
Al menos daría una buena impresión a sus trabajadores al levantarse a la misma hora que ellos empezaran sus labores. Justo cuando cerró la puerta de la casa escuchó a lo lejos el ruido de dos carretas aproximándose a la propiedad, los jornaleros no tardarían mucho en abrir las puertas del rancho y dar por comenzada la jornada.
Lo apropiado sería que él fuera a abrirles el portón, presentarse como el nuevo dueño y su jefe; sin embargo, sus pasos se alejaron del portón dirigiéndose al granero.
No quería estar con nadie, mucho menos hablar con alguien, por lo que se escondería en el granero hasta que la esposa del capataz les hubiera dado a todos café y pan que ella había horneado la noche anterior. No tenía que conocer ni al capataz o a su esposa para saber que eso estaba ocurriendo.
Las costumbres jamás se olvidaban, es más, parecía que el tiempo tampoco, solo se notaba su irrefrenable paso, cuando ya no eran los padres quienes cosechaban los campos, sino los hijos de estos, quienes a su vez ya tenían hijos que en su momento también hederarían la tierra.
La puerta del granero chirrió al abrirse, cediendo el paso y fue justo en el momento que entró que quedó paralizado en medio del granero por algo que no debería de estar ahí.
No era más que una simple flor, o eso habría sido para cualquier otra persona alguien que no entendiera su significado, un girasol para ser exactos, bañado por la tenue luz de la luna, la cual parecía resistirse a retirar su luz a pesar de que Helios estuviera ya cerca de aparecer en el firmamento y desterrarla reclamando su lugar.
¿En qué momento?
Era imposible que uno de los trabajadores hubiera dejado ahí una flor, sobre todo un girasol como regalo de bienvenida.
Su corazón bombeó más rápido, casi del mismo modo que volvió a tener control completo de su cuerpo y sus pies volvieron a obedecer las órdenes de su cerebro y caminar; sin embargo, no camino, casi corrió a tomar la flor entre sus manos, llenándolo de recuerdos, recuerdos que deseaba enterrar en lo más profundo de su corazón y de su mente, que había pretendido enterrar todos esos años, pero que ahora se volvía completamente imposible hacerlo.
— ¿Dime qué tipo de flor crees que me representa, o mejor dicho que flor me regalarías?
Vio a Iason titubear ante su espontánea pregunta, ni siquiera él mismo sabía por qué le había preguntado algo así. Tal vez ver a la odiosa de Aliza tratando de que Iason le regalara sus flores favoritas era el motivo de su pregunta, igual no esperaba respuesta por parte de Iason.
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Regreso a la colina.
RomanceEn aquella época el amor entre dos hombres era una aberración de la que debían esconderse, Iason y Ethan fueron dos chicos condenados a ocultar lo que sentían, alejándose por más de una década en la que llevaron sus vidas como se suponía que debía l...