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Maldecía a la voz. No entendía cómo es que la podía escuchar si se supone que en ese mundo parece ser que no existen los dioses.

Empezó a escuchar cómo la diosa se reía de forma descarada, al mismo tiempo que sentía cómo todo su cuerpo se quemaba.

Cerró los ojos tratando de controlarse. Hasta que sintió cómo alguien lo abrazaba con algo de fuerza.

Regresó en sí en ése momento, y supo que la chica era quien lo estaba sujetando. Sólo así sintió cómo su cuerpo dejó de arder.

Leona: Estás mejor?

K' la observó un poco. Tenía la mitad de la cara como quemada.

K': Oye!

Leona: Tranquilo. Eh pasado peores.

El chico se acomodó y sujetó a la chica de su rostro, se veía realmente mal.

K': Y-yo...

Leona: No pasa nada. En serio, he pasado peores. Vengo de una pequeña aldea, y ahí era muy seguido que las mujeres nos quemáramos al hacer la comida o encender el fuego.

El moreno se sentía realmente mal.

Ella lo tomó de la cara y lo hizo que la mirara.

Leona: No te angusties.

Le sonrió. Lo soltó, se levantó y fue a buscar algo para las quemaduras.

K' se quedó mirando a la nada.

Después de unos segundos, regresó la chica, pero sin su blusa, cosa que puso nervioso al moreno.

K': Oye! Qué haces?

Leona: Mm? Me quemé el cuerpo también.

K': P-pero!

Leona: Anda. Quítate tu chaqueta

K': Qué!?

Leona: Estabas literalmente hechando humo, debes estar igual o peor que yo.

Trató de huir, pero la chica lo jalo del pie, lo arrastró y con una agilidad inimaginable, le amarró las manos con un lazo que sacó de quién sabe dónde

K': (sonrojado) OYE! ESTO NO ESTÁ BIEN!

Leona: De niña me bañaba con mis primos, no seas sacatón.

K': P-pero no es lo mismo!

Leona: Ya estás aquí, ya te chingaste.

(Al día siguiente)

Todos le estaban preguntando por su quemadura, a lo que ella sólo respondió diciendo que quiso hacer una receta, pero que se equivocó en el orden y por eso terminó así.

Todos le creyeron.

Leona trató de cubrir todas las quemaduras con maquillaje, pero hubo una pequeña mancha que se le olvidó en la mejilla. Agradeció que sólo fue algo pequeño.

A partir de ese día, en sus ratos libres iba a la biblioteca buscando algo para ayudar al chico.

(...)

Dos semanas.

Ya habían pasado dos semanas de aquella vez que casi se muere calcinado, y las cicatrices nada más no parecían querer irse. Incluso creía que se hacía más grandes

Lo mismo le pasaba a la chica, quien no tuvo de otra más que seguir maquillándose las heridas.

El moreno entró por mero aburrimiento al cuarto de la chica, encontrándose con varios libros tirados. Tomó algunos y empezó a leerlos. Eran sobre maldiciones.

Behind The MirrorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora