Capítulo 5

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Nota de la autora: No tenemos *,  hemos vuelto al presente de Jade, recuérdalo. 

Un abrazo,

Lu ;)


-Queridos pasajeros, disculpen las molestias. Les informamos que tenemos una pequeña avería en el avión, por lo que el vuelo se retrasará una hora. Esperamos no dificultar sus horarios ni causarles muchos inconvenientes. Perdonen de nuevo y gracias por elegir una vez más nuestra compañía.

-Jo, una hora más aquí, como si no fuesen suficientes todas las que vamos a estar en peligro en el aire – se queja Bri.

-Anda, anda, que no pasa nada. Y déjate de peligro, que no va a ser tan malo, ya lo sabes.

-Pero eso no quita que me dé mucho miedo el avión. Muchísimo. Ya me he tomado la pastilla esa, se me va a pasar el efecto y ni hemos despegado, ains, qué mal.

-Que noooo, tú tranquila, va a salir todo genial. Y ya sabes lo que dice esa frasecita que encontró un día Lis en internet y repite a todas horas: si te da miedo...

-Pues hazlo con miedo.

-Pero siempre, siempre...

-Hazlo.

Nos sonreímos mutuamente en cuanto terminamos esa frase, una frase que es muy real, que debemos cumplir, porque hay que deshacerse de los miedos.

✨✨✨

<<Hace un rato ya desde que Bri se quedó dormida a mi lado y yo no puedo parar de pensar y de mirar por la ventanilla a mi ciudad, a mi Sicilia. Y es que hoy Sicilia está preciosa. Una imagen digna de película, de conservar en los ojos, de que no se pierda por la retina. Una ciudad llena de color, de luz, pero que sin él, con su ahora ausencia, me parecía mucho más vacía. Desde que se fue me empezó a parecer así, preciosa pero vacía. Y aunque él ya está lejos de ella, para mí él pertenece a ella tanto como sus calles, olores, luces y hogares. Pero yo me voy rumbo lejos, tremendamente lejos de esta preciosa Sicilia, muy muy lejos... de él.>>

No puedo evitar escribir este pensamiento en mi cuaderno, una especie de diario que llevo a casi todas partes (bueno vale, a todas) junto a mí. Creo que necesitaba escribirlo, porque a ver, entiéndeme, me estoy despidiendo de mi ciudad natal, aquella que conoce todo de mí, lo bueno y lo no tan bueno, la que me unió a él. Además, sinceramente, nunca he visto a Sicilia tan bella, tan bonita, tan... especial. Parezco una tonta, lo sé, lo siento. Pero es la verdad y mi cuaderno, al menos, no me juzga. Así que aquí estoy, contándole mis pensamientos, cuando justo, como si me leyera los mismos, me escribe... él me acaba de escribir:

Hola Jade, -como puede incluso dolerme que me llame por mi nombre, joder, es que me está llamando sólo por mi nombre- sé que no debo mandarte este mensaje, sé que lo vas a leer y que no me lo merezco, pero hoy Roma se ha despertado con una luz especial, una luz que me recuerda a ti. Sí, no me mates por no habértelo dicho, pero estoy en Roma, esa ciudad que visitamos juntos, de la que no te quería ver partir, pero de la que ya estabas huyendo, por mi culpa. Y hoy, aunque no sé dónde, me dijeron que te vuelves a marchar. Te lo mereces, cualquier lugar al que vayas será afortunado por tenerte. Porque eres una persona llena de luz, llenas cualquier lugar al que entras. Da igual lo grande o pequeño que sea, porque tú eres enorme, no en tamaño tal vez, pero si en alma, en corazón, en sonrisas repartidas. Perdóname por este mensaje, por favor, perdóname por todo. Y disfruta, disfruta mucho. Ojalá, cuando te sientas preparada, me digas dónde vas, porque me gustaría verte, quiero sentir otra vez tu luz. Hoy te vas rumbo lejos, estoy seguro. Lejos de nuestra amada Italia, y lejos de mí. Nos vemos pronto. Te quiero, bella. -Y no puedo evitar cerrar los ojos y recordar su voz cuando me dijo ese primer bella. No hace tanto y para mí parece que hubiera sido así siempre.

¿Y si sale bien?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora