1. Hospital

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Kaeya se encontraba en su casa, esperando a su pareja para salir a cenar, era una cita muy especial pues ya llevaban años saliendo como novios, y este le iba a pedir que se casara con él.

Sus manos sudaban, no sabía cuando Albedo tocaría a la puerta, hasta que un compañero de trabajo le llamó.

—¿Si?

—Inspector, han agredido violentamente hace unas horas a un individuo, parece que tiene que ver con el caso que no logramos resolver.

—¿Cómo está el individuo? Podría servirnos para hacerle algunas preguntas.

—Sobre el individuo... le traigo malas noticias.

Kaeya en ese momento se lo estaba empezando a oler, pues Albedo no contestaba desde hace unas horas y todos los de la policía les habían visto besarse en más de una ocasión.

—...—tan solo se oye como la saliva le baja por la garganta—

—Albedo está gravemente herido en el hospital y le tienen que operar.

—Voy corriendo... gracias.—cuelga la llamada—

Sabía los riesgos que podía tener al ser parte de la policía, pero, ¿por qué Albedo? y, ¿por qué el mismo día que le iba a pedir matrimonio?

Se puso su chaqueta, tomó las llaves y se fue corriendo al hospital, era uno de esos momentos en los cuales tan solo podía sentir miedo, miedo de perder a la persona que más ama en el mundo, miedo de la soledad, de volver a caer tan bajo como cuando su hermano le apartó completamente de su vida.

Al llegar, lo primero que hizo fue dirigirse al mostrador para preguntar por Albedo, le preguntaron que si era algún familiar, y dijo que era su novio.

—Está siendo operado ahora mismo, al parecer tiene perforada una parte del ojo y varias heridas por el abdomen abiertas.

—¿Se pondrá bien? ¿Cuánto tardarán?

—Se pondrá bien, no se preocupes, tardarán una hora más o menos.

El de cabellos azules tan solo asiente con la cabeza para después dirigirse a la sala de espera, a penas había cenado, pero el hambre se le fue con la noticia.

—¿Puedo sentarme a tu lado?—pregunta una voz familiar al lado de Kaeya—

—Jean.—dice mientras la mira— Claro, siéntate, va para largo.

—Klee quería venir conmigo, Albedo la dejó en mi casa para ir a vuestra cita... lo lamento mucho.

—No hiciste nada malo, debería de haberle llamado en cuanto no contestaba, pero creía que se estaba preparando.

—No lo podías saber.—acaricia el hombro de Kaeya para intentar darle ánimos—

—¿Klee lo sabe?

—Sí y no, sabe que me tenía que ir por una urgencia, pero no sabe cuál, no pude contárselo.

—Lo entiendo, no te preocupes.

—La dejé con Lisa.

—Seguro que estará pidiéndola jugar con un mechero.—suelta una pequeña risa al imaginarse la situación—

—Seguro, ay... esa niña no aprende.

Jean era la jefa de Kaeya, y también su amiga, siempre se habían llevado bien y estaban el uno para el otro.

Finalmente pasó la hora, y se les acercó un médico, no parecía tener muy buena cara.

—La cirujía ya terminó, pueden pasar a verle, todo salió bien pero creemos que no recuperará su vista, lo bueno es que sólo fue en un ojo.

✧ Aunque la muerte nos separe ✧ (Kaebedo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora