6. Epílogo

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Una flor iba floreciendo a principios de la primavera, concretamente una cecilia, una de las flores más hermosas y asombrosas de Mondstadt.

Al igual que la flor florece y va creciendo, los seres humanos también, cada uno tiene su propio desarrollo y cada uno crece con una manera distinta de ver el mundo.

Pero todo se marchita al fin y al cabo, nadie sabe qué hay después de la muerte, bueno, mejor dicho, solo un cierto rubio y un cierto chico con mechas verdes lo saben, pero esta historia no va de ellos, su historia ya fue contada, esta historia trata de dos jóvenes que se iban a prometer pero nunca pudieron, el destino les fue cruel, pero existen segundas oportunidades, ¿no?

...

-¡Mamá! Hoy he conocido a alguien súper guay en la escuela, se le da súper bien dibujar.-dice un chico de seis años con heterocromía en los ojos y cabello azul- ¡También es mi amigo!-le cuenta a su madre ya que fue el primer día de clases-

-¿En serio? Me alegro un montón, si quieres puedes invitarlo a comer.

-¡Gracias mamá!-dice con la ilusión mostrándose en sus ojos-

...

La amistad de ahora, dos adolescentes, empezó gracias a estar en el mismo curso desde pequeños, sintieron una conexión especial desde el primer momento que hablaron, como si se conocieran de toda la vida.

Y esa amistad fue creciendo y creciendo, hasta dar con la actualidad, dos adolescentes de 16 años con una amistad envidiable a los ojos de muchos. Aunque ellos sabían que no querían más que una amistad.

...

-¡Kaeya! Tenemos que ponernos a hacer el speaking de inglés, es la semama que viene.

-¿Qué? ¿Cómo que la semana que viene?-Creía que era dentro de dos semanas-

-Lo que escuchaste, ¿vienes a mi casa y hacemos el trabajo?-dijo con algo de nerviosismo, ya le había invitado a su casa muchísimas veces pero desde que logró aceptar sus sentimientos, acciones tan simples como hablarle le ponían nervioso-

-Claro, ¿a qué hora?-pregunta mientras admira los hermosos ojos de su mejor amigo-

-Ehm, ¿te parece a las cinco?-pregunta mientras hace un cinco con su mano-

-Claro, allí estaré.-le choca los cinco a Albedo, sabía que su mano se refería a la hora pero le gusta joderle un poco-

A Albedo le gustaba que Kaeya fuera así con él.

...

El albino esperaba con ganas a Kaeya, eran las cuatro y media de la tarde y se estaba cambiando de look por décima vez, nada le convencía.

-Ah...-suspira con frustración mientras se tira a su cama; ¿y si Kaeya no sentía lo mismo?- Creo que me pondré lo de siempre, no creo que por vestir más formal me vea distinto.

Pero antes de comenzar a rebuscar ropa más casual en su armario, se escucha tres toques en la puerta de su cuarto.

-¿Puedo pasar?-pregunta Alice, su madre-

-Claro.-Alice entra a la habitación tras esas palabras-

-Un pajarito me ha dicho que hoy viene Kaeya.-dice con picardía- ¿Todo bien?

-No, la verdad me estoy frustrando por la ropa mamá, cuando acepté que me gustaba no pensé en tener estos problemas.-suspira- Él es hetero al fin y al cabo, no se por qué me esfuerzo en verme lindo.

-Primero, ¿él te ha dicho su sexualidad? porque creo que no, y segundo, eres lindo de por sí, y si así él no te quiere, no te querrá con un outfit u otro.

✧ Aunque la muerte nos separe ✧ (Kaebedo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora