Capítulo 3. Hablando con el enemigo.

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Despertar no era tan bueno como dormir por varias horas en completa ignorancia. Cuando sus ojos negros se abrieron lo primero que vio fue un techo de piedra, con un montón de protuberancias saliendo de él, así como picos que en un mal momento podrían caer y enterrarse en su cabeza. Había un leve sonido de goteras en la profundidad, Luo BingHe parpadeó y con sus dedos tocó el piso.

Era tan poco plano como el techo, de hecho, sentía que algo se le clavaba en la costilla pero no quería moverse por si acaso alertaba a lo que sea que lo haya llevado hasta ese lugar.

Sus recuerdos eran vagos y difusos, en su memoria había un trozo de jade que lo había salvado del infierno en que se encontraba. Sin embargo, ahora que lo pensaba ese pequeño trozo de jade tenía brazos y ojos.

Su ceño se frunció y sus ojos recorrieron todo el lugar, girando solo un poco su cabeza para darse cuenta de que se trataba de una cueva, ¿estaba secuestrado? ¿debería preocuparse y tomar una posición defensiva? ¿o tal vez debería tener calma y tratar de echar un vistazo a la cosa que lo salvó?

Justo estaba pensando en eso cuando escuchó un leve chapoteo, el sonido fue tan impactante en medio de la silenciosa cueva que no pudo evitar estremecerse un poco y quedarse rígido como una piedra. Su cabeza que ya estaba girada captó el movimiento del agua, una sutil corriente pasó por la tranquilidad del agua sin razón aparente.

Intentó moverse y pronto la corriente desapareció. Con algo de fuerza, logró que sus manos estuvieran recargadas del piso mientras que cambiaba a una postura sentada. Su largo cabello enmarañado caía por su espalda y sus ojos seguían viendo al pequeño río que cruzaba la cueva, justo donde había habido la corriente.

Se levantó y se acercó al río. No había nada. Por curiosidad decidió echar un vistazo a la cueva, no era demasiado grande y lo único relevante del lugar era que tenía grandes peñascos en su profundidad y un pequeño río que la atravesaba.

En lo más oscuro de su corazón sintió una leve sensación de pérdida y desazón que no comprendía, no trató de ondear más en el asunto y salió de la cueva para encontrarse directamente con que el río desembocaba en el mar y que ya no era piedra lo que estaba debajo de sus pies, sino arena. Fina y cálida arena.

Incluso si intentó con todo su ser obviar el motivo por el que estaba ahí y no en la profundidad de la selva como recordaba, no lo logró, porque en realidad no sabía si había sido producto de las alucinaciones inducidas por el extremo calor y sofocación que de alguna u otra forma terminó llegando a esa cueva, o porque alguien lo había llevado hasta ese punto.

Sin embargo, ¿quién más había en esa isla aparte de su tripulación? Ese pensamiento le recorrió la columna, si había alguien más, ¿sería fuente de preocupación? ¿lo podrían considerar amigo o enemigo? ¿Qué tan probable era que ese alguien estuviera observándolos desde el inicio? Y si lo ha hecho, ¿Por qué no ha atacado?

La cabeza de Luo BingHe estaba llena de toda clase de preguntas. No quiso demorarse más y caminó directo a su base, solo para encontrar que todos estaban ahí y que algunos discutían, entre ellos Mu Qingfang.

-¡No es posible que hayan perdido al capitán! ¡Quiero que formen ahora mismo cinco escuadrones y lo encuentren! -decía el médico con un tono más alto y autoritario del normal.

-Venía con nosotros, yo lo vi. Se agachó para recoger su espada y luego nos siguió.

-Bueno y si los seguía, ¿Cómo es que no veo al capitán aquí?

Varios hombres se rascaron la cabeza y miraron para cualquier otro lado menos al médico.

-Aquí estoy, tomé un desvío.- todos giraron la cabeza y sus miradas se iluminaron.

El sabor de una sirena [BingJiu/JiuBing]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora