Capítulo 2. Reconociendo al enemigo.

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Mu Qingfang estaba en lo cierto al decir que esta tierra era muy extraña y poco conocida, cuando los equipos de expedición encargados de recoger alimentos regresaron, lo hicieron con las manos llenas de frutos y plantas desconocidas, nadie se había atrevido a probar las bayas por temor a que fueran venenosas. Así que llevaron una de todas las que encontraron para que las examinaran.

Para mala suerte de todos, el médico no pudo reconocer ni uno, entonces acordaron no comerlos, ya suficientes problemas tenían con los heridos como para agregar un muerto por envenenamiento.

Entre las plantas que cargaban había una que era café de la corteza y por dentro, era blanca como la porcelana, Mu Qingfang la giró, olió y la puso a milímetros de su cara, pero al final suspiró y dijo con voz derrotada.

-Soy incompetente y no sé qué es esto. Podemos intentar hervirlo y...

-No nos vamos a arriesgar así. -interrumpió Luo BingHe.

-Bien, entonces hay que intentar pescar, con suerte no moriremos por un pez.

Mobei se acercó a donde estaban y miró la cosa café en las manos del médico.

-La madera flota por un tiempo antes de hundirse, está hueca. He recorrido más árboles pero todos tienen la misma cualidad. -habló con la vista pegada a la planta, casi como si le estuviera avisando a ella y no al conjunto de personas que empalidecieron con sus palabras.

-¿Hueca?

-Mn.

-¿Y si...?

-Ya lo intenté, pero la balsa que hice de prueba se hundió con su propio peso. Hay unas varitas, como esta. No se hunden pero nada más encontré un par en todo lo que recorrí. -en su mano pálida había una rama tan delgada como el bambú, lucía como una rama de un árbol normal. Cuando terminó de hablar levantó su mirada azul gélido y la posó en el rostro demacrado de su capitán.

Luo BingHe sintió que la cabeza le daba vueltas y que si no se sentaba pronto, es posible que cayera desmayado ante tanta presión. Para mantener su cara, se quedó de pie, soportando el mareo. Asintió y con voz solemne dijo:

-Bien, entonces prepárate para partir en un bote chico, si mañana al anochecer no encontramos ni un recurso útil será mejor que regreses y traigas otra nave. No podemos perder más tiempo.

Sin embargo, no llegó el "mn" o "sí" de parte de Mobei, solo hubo silencio. A Luo Binghe le pareció muy extraño que Mobei no haya estado de acuerdo con su orden, así que lo miró otra vez solo para descubrir que sus ojos tenían una sutil reticencia, parecía que quería refutar y decirle que no quería ir pero al mismo tiempo se limitaba porque él era el capitán y lo que decía era razonable.

-Adéntrense más en la selva y asegúrense de traerme buenas noticias. Tengan cuidado y no toquen nada que no conozcan. -al instante todos se fueron y solo quedaron ellos dos.

En realidad, ellos eran amigos desde hace mucho tiempo, desde antes que Luo BingHe fuera por primera vez al mar. Mobei era huérfano y solo tenía a su tío con él, pero a menudo el hombre lo maltrataba y humillaba así que no era extraño ver a un niño blanco y desgarbado en frente de la residencia Luo. Los sirvientes ya lo conocían y siempre lo dejaban pasar, Tianlang Jun que recién había recibido su título del mismísimo emperador, desaprobaba la actitud del tío de Mobei, pero tampoco podía hacer nada, el hombre era su mayor socio y el que lo ayudaba a fabricar naves de la mejor calidad.

Fue así como en el intento de proteger a su amigo, Luo BingHe se llevó a escondidas a Mobei en su primer navegación, es por esto por lo que nadie sabía que esa primera expedición la hicieron juntos, incluso Tianlang Jun no sabía nada hasta que ya estuvieron en altamar y eso porque era un poco entrometido con los asuntos de su hijo y quería echar un vistazo al lugar donde dormía.

El sabor de una sirena [BingJiu/JiuBing]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora