Pronto, Luo BingHe descubrió que estar con Shen Jiu era muy agradable, la sirena aunque podía hablar, era muy inocente e ingenua, por lo que Luo BingHe tenía un amplio campo para burlarse de él y después mirar parpadear al otro con desconcierto.
Esa imagen se la había grabado a fuego en su corazón, era muy lindo ver esa expresión en la bonita cara de Shen Jiu, le daba un aire muy lamentable.
Sin embargo, algo mejor que una belleza indefensa, era una belleza que al momento siguiente de que se riera de su cara sacara de quién sabe dónde un par de afiladas cuchillas y lo amenazara con ellas. Para Shen Jiu esto era una manera de salvar su dignidad, para Luo BingHe era una sensación cálida en su pecho.
Le gustaba el ímpetu salvaje de la sirena, su dualidad tan cambiante y el cariño que se extendía como telaraña cada vez que lo veía.
Luo BingHe nunca había sido demasiado romántico, de hecho, nunca había tenido una pareja estable. La primera vez que se dio cuenta que quería tener sexo con alguien, salió por la ciudad a caminar, en menos de lo que dura un incienso se encontró con varias propuestas indecentes.
Era joven e intrépido, sentar cabeza a su edad no era algo que él quisiera a pesar de que a su edad la mayoría de los hombres ya estaban casados y tenían varios hijos.
A él no le interesaban esas tonterías. Los niños no le gustaban porque eran demasiado ruidosos y sucios y tener una esposa era sinónimo de estar atado a una persona por toda su vida. Su Cang Qiong y otros navíos no estarían felices si de repente él ya no estuviera en altamar por estar demasiado ocupado en su boda o porque a la señora de la casa se le había dado por tener caprichos.
Su vida y su alma estaba ahí, en la vasto océano, en los incontables peligros y aventuras. No con una mujer que no apreciara su valía y que además, fuera interesada con su riqueza.
Estando con Shen Jiu, se sentía bien porque el tipo era demasiado inocente como para saber que allá afuera había algo tan caótico como la fama y la plata. Era un alma pura que no entendía de las ambiciones y de lo peligroso que era la capital para personas como ellos.
Era como un respiro a la inmundicia que vivía ahí varado en la isla y la carga de presión que tendría cuando tuviera que regresar a las llanuras, porque todo había salido mal. La razón de ese viaje era para establecer e intercambiar bienes con otras tierras, pero el emisario real había muerto junto con sus lacayos, el Cang Qiong había encallado y ellos estaban sin poder ir a ni una parte porque la isla a la que habían llegado era inhóspita.
En cuanto Tianlang Jun se enterara del fracaso que había sido su viaje, lo primero que haría sería amonestarlo, por el bien de su cara como padre. Después le preguntaría por todo tipo de detalles y entonces, se la pasaría hablando con cierto orgullo de su hijo que había sobrevivido ante tantas adversidades.
La reputación de Luo BingHe aumentaría por su osadía, al igual que la de toda la tripulación. Pero el emperador sería el último en estar feliz, lo más seguro es que le prohibiera salir a navegar otra vez por al menos un par de meses bajo la excusa de que el capitán se tenía que recuperar de la fuerte impresión que debió haber sido vivir en un lugar tan huraño.
Las palabras eran claras como el agua: le había hecho perder a la corte tiempo, dinero y lo que era peor, la cara frente al emperador de la otra tierra. Quedarse en casa era el más leve castigo al que sería sometido junto con Mobei, porque el tipo era el segundo al mando.
No estaba seguro de que tan vengativos llegarían a ser, pero de solo pensar en regresar y vivir todo eso, le daba un fuerte dolor de cabeza.
-¿Todo bien?-preguntó el hombre en el agua que lo miraba preocupado. Sonrío sin poder evitarlo, alzó su mano y acunó su cara, con su pulgar recorrió la suave mejilla que estaba un poco fría. Su mente dejó de lado todas esas historias, se inclinó para besar la frente de Shen Jiu.
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El sabor de una sirena [BingJiu/JiuBing]
FanfictionEl capitán Luo es el responsable del Cang Qiong y de toda su tripulación, en una mala noche de lluvia, descubren que hay más peligros en el mar de los que imaginaban. Empezando por un grupo de ballenas que atacan su nave y los dejan encallados en u...