Todo sucedió aquel dia, aquel lugar, aquel paisaje, aquel aroma que me adormecia.
No conocía esa sensación, pero nunca me resulto desconocido, era algo propio que entre montañas estaba esperando a que alguien lograra darme la respuesta a la solución de dejar de sentir la tristeza como algo que nunca me abandona.
Cosí mis quebraduras y logre quedar solo en esta habitación rota, una habitación y una cama que nunca me soltaría.
Pensé que podía sentir algo al mirar el paisaje, pensé que podía sentir algo al caminar en ese lugar, creí que podría sentir algo al dejar de respirar ese aroma.
Pero descubrí que nunca saldré de ese lugar, de esa habitación colorida y de ese aroma a pastel.
Mi presencia cambiaba algo en esa habitación, mi presencia deprimida y rota no encajaba en ese lugar.
Nunca deje de mirar las paredes, esperando a sentir algo, esperando que ese lugar fuera mi salvación.
Esperando que el aroma fuera mi único oxigeno, esperando que los colores vinieran a consolarme.
Yo estaba tan muerto, pero ella tan viva.
Fuiste algo llamativo, hermoso, empalagoso, pero yo solo fui una cortadura mas en tu cabello, una piel muerta y reseca.
No podía moverme, no podía irme, no podía rendirme.
Tal vez porque te amo, tal vez porque eres mi salvación.
O tal vez, porque estoy muerto.
