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DH

Después de que Victoria se diera por vencida y se sentará al lado de Isaac continuamos hablando de otros temas más importantes, las calificaciones.

— Escuché que Liam está en una clase avanzada de esa materia, él podría ayudarte.

Isaac mato con la mirada a Erica que solo escondió su cara en el pecho de Jackson.

— Yo te ayudo pero antes me acompañarás al centro, necesito buscar algo que necesito.

Isaac trago saliva, siempre hacía eso cuando salía con Jackson, no sabía porque pero de hoy no pasaba, lo averiguaría ya que de igual forma tenía que comprar muebles.

— Seguimos mañana, sigan practicando.

Vernon asintió al tiempo que soltaba un bufido.

— Nos vemos mañana y gracias.

Deaton solo me asintió y se fue sin mirara atrás.

— Vayan a hacer lo que harán que a partir de la próxima semana toda la rutina cambiará.

Ellos asintieron y rápido Jackson se llevó a Isaac consigo.

Observe el lugar ahora solo y una sonrisa apareció de solo imaginar que muy pronto ya no estaría solo.

— Solo espero que no terminemos muertos –murmuré y me encamine a la salida, tenía que averiguar en qué estaban metidos mis dos primeros cachorros.

Subí al camaro y conduje tranquilamente ya que tampoco quería que los chicos se dieran cuenta que los seguía, aunque también iba para comprar muebles, la excusa perfecta.

Narradora

— ¿Entonces si te vas a alear con ese demente? –pregunto algo incrédulo ya que él no creía que el hombre a su lado pudiera con tanta locura junta.

— Si, tal vez aún quede algo de bondad en el fondo de su co....

— Pero muuuy en el fondo, tal vez algo razonable, pero bueno no ce...

— ¡Ustedes dijieron que antes era bueno! –interrumpió molesto haciendo reír a su otro igual.

— De haber sabido que me joderian le hubiera dicho que no.

Los otros cuatro que iban en el auto soltaron la risa.

— Ya mejor admite que te encantó su elección, apuesto que será mejor tener su pene en vez de tus dedos dentro y al fin podrás decir su nombre en voz alta y no como susurros, como siempre haces.

El sonrojo junto al olor a vergüenza inundó el auto y cuando por fin llegaron a la casa donde los demás estaban ya se dispusieron a bajar.

— ¿Nos pondremos de acuerdo para seleccionar las demás uniones? –pregunto de primera la mayor de las mujeres que recibió un asentimiento de su líder, que cabe destacar, era humano.

— Entremos que aquí fuera los árboles oyen –dijo viendo a su alrededor para al final ver a un punto fijo.

— Y uno que otro metiche.

¿Que Hago Con Nuestra HISTORIA?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora