Chocolate

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Ahora quién estaba celoso era Johnny por ese tipo italiano llamado Wekapipo, Gyro no le había puesto tanta atención como normalmente lo hacía y eso lo sacaba de quicio. Estaban tan cerca de la batalla con Valentine que su mente era un caos. ¿Qué pasaría después de la carrera?

Probablemente Gyro se iría a Italia, él podría volver a caminar y todas esas cosas; ambos formarían una familia y no se volverían a ver. Jamás.

El solo pensamiento de abandonar a su amigo lo deprimía, era la única persona que lo hacía sentir tan bien, ¿Qué diría Nicholas? ¿Sentiría asco de que su hermano está desarrollando sentimientos por otro hombre o lo apoyaría cómo siempre?

Johnny quería llorar pero no se lo podía permitir, Gyro podría pensar que es un idiota sentimentalista y eso era de las cosas que menos querría. Espero hasta que la noche arribó para poder llorar a gusto, Gyro estaba preparando comida a tan solo unos metros.

—No sé que tan bueno sea esta cosa— Gyro había comprado una extraña masa café a unos comerciantes mexicanos, le dieron la instrucción de colocarla en la leche— mi español no es tan bueno como me gustaría pero dijeron que sabe dulce.

—No lo sé Gyro, no confío mucho en los mexicanos— Johnny respondió, no era nada contra ellos pero una vez un mexicano le dijo una cosa en español que no entendió y se burlaron de él. Gyro se rió de su desconfianza.

— Deberías comenzar a pensar en el mundo, no solo en Estados Unidos— Gyro había mejorado por mucho las ideas americano centradas de Johnny, el chico hasta hacía unos meses pensaba que hablaba "Americano".

—¿Seguirás burlándote de mi inglés?— Johnny había cometido el error de decir que hablaba Americano y fué la burla de Gyro durante 5 días seguidos. Gyro negó entre risas.

Johnny volvió a recostarse, ese idiota no lo dejaba ni llorar en paz pero por alguna razón lo hacía sentir mejor. Escuchó como Gyro susurraba cosas en español o italiano, no diferenciaba mucho los idiomas pero los sonidos de victoria que emitió al lograr preparar el chocolate llamaron su atención. Su amigo probó la mezcla caliente y la adoró.

—¡Johnny prueba esto!— Gyro fué a mover a su amigo, en Italia no había buen chocolate y era muy caro; era su primera vez probando el producto y quería vivir ese momento con su amigo.

—No lo sé Gyro, no lo he probado antes— Johnny seguía desconfiado de esa cosa mexicana, según le habían dicho, el chocolate era picante. Gyro colocó la taza a su lado y fué por la mezcla original.

Con un poco de prisa usó el chocolate como labial, no se veía estético pero le garantizaría que Johnny lo iba a probar, se regresó a dónde Joestar seguía acostado y le dió un suave beso en la boca. Johnny tan pronto como sintió la boca de Gyro sobre la suya abrió los ojos con sorpresa, dejó que Gyro lo besara con suavidad.

Este beso era un poco adorable, no había intención de seducción de por medio o lenguas apasionadas, solo un chico queriendo que el otro entendiera su nuevo amor al dulce chocolate. Gyro se levantó con cuidado, Johnny lucía tan tierno y pequeño desde ese ángulo. El chico más joven lamió sus labios, era delicioso.

—¿Y qué? ¿Tengo o no tengo razón?— Johnny asintió un tanto emocionado, se sentía como un niño nuevamente. Gyro le ayudó a sentarse y extendió nuevamente la taza. Johnny tomó el líquido pero era diferente, algo había cambiado.

— ¿Comiste algo hace rato?— preguntó con un pequeño bigote de espuma sobre su labio superior, Gyro negó y limpió los restos de chocolate con un pequeño beso.

—Solo café— respondió dudoso.

—Me gusta más cuando sale de tus labios— podía decirle que sí le agregaban café al chocolate sería mejor pero eligió la oportunidad de volver a besarlo.

—Si me dejas comprar chocolate a diario podría besarte a diario.

—Me agrada la idea— Johnny sonrió levemente, Gyro también lo hizo. Tal vez fueron las estrellas en el cielo o la caliente fogata pero el sentimiento abrumante en sus corazones era obvio para ambos. No lo discutieron pero era mutuo.

—¿Qué harás cuándo todo esto acabe?— preguntó Gyro buscando el tacto de la mano ajena, era ahora o nunca.

—No lo he pensado, tal vez... No, no lo sé— Johnny se acurrucó en el pecho de su amigo, hacía bastante frío— ¿Por qué?

— Pensaba... Es tonto pero bueno, sí te gustaría...— Estaba más nervioso de lo que había pensado, articular la oración se estaba volviendo un reto.

—¿Si?— Johnny miró a Gyro expectante, necesitaba que Gyro de lo preguntara para decirle que él iría a dónde quisiera que fuese.

—Si te gustaría venir a Italia conmigo— soltó rápidamente, casi de forma instantánea Johnny lo besó.

—Acepto— besó repetidamente el rostro de Gyro, una sonrisa se postró sobre el rostro del italiano. Había encontrado en Johnny un refugio y Johnny encontró en Gyro un hogar.

¿Ya eran algo? No estaba dicho pero era claro que sí.

Sabores • GyJoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora