~Leoncito~

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~El celo de Leo~

Leo sentía ganas de estar con su omega

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Leo sentía ganas de estar con su omega. Estaba en el instituto pero su pierna se movía con insistencia. Se encontraba inquieto y su aroma comenzaba a hacerse más fuerte, cosa que alertó a sus dos amigos.

Sagi. ¿Dime que fecha es?—le preguntó seriamente. Sagitario miró su teléfono y miró a Aries asustado.

El celo—ambos miraron a su amigo que parecía estar sudando.

Leo—llamó Aries. El signo del león se dio vuelta y sus ojos destellaron en amarillo—¿Tienes supresores?—le pregunto y Leo negó—¿Tienes supresores?—Aries miró a Sagitario.

¿Por qué demonios me preguntas a mí? Soy beta por si lo olvidas—dijo cruzándose de brazos. Aries entró en pánico—No me digas que tú tampoco tienes.

Hehehe...no. Se me olvidan siempre—dijo pasándose la mano por el cabello nervioso y Sagitario se golpeó la frente.

Cuida a Leo. Iré a ver a la enfermería. Irresponsables—dijo antes de salir. Los omegas del salón comenzaron a sentir el aroma de Leo, alterándolos completamente.

Ay no...Leo...creo que necesitamos salir de aquí—dijo levantándose y tomó al alfa del brazo sacándolo de ahí a velocidad luz. Se fueron al patio más alejado no sin antes mandarle un mensaje a Sagitario diciéndole dónde estaban.

Leo comenzó a caminar de un lado a otro como león enjaulado. Aries lo miraba atentamente. Sagitario llego minutos después.

No tenían supresores—llegó Sagitario corriendo.

Mierda—mascullo Aries. Ambos miraron a Leo al cual los ojos se le volvieron completamente amarillos.

Virgo—dijo en un gruñido.

Tenemos que llevarlo a la residencia. Y le compraremos supresores—dijo Sagitario. Aries asintió.

Los dos tomaron a Leo y se lo llevaron. Sagitario pasó a comprar supresores. Y Aries se llevo a Leo a la residencia.

Virgo—volvió a susurrar y miró el pasillo por el cual los signos de tierra venían.

Aries masculló una maldición. Justo tenía que estar Virgo.

¿Qué hacen aquí?—preguntó Aries nervioso.

Pues nos dejaron salir más temprano—dijo Virgo mirando a Leo quien se acercó a él y lo levantó—¡Oye!—se sonrojó...pero al darse cuenta del aroma fuerte del alfa supuso que estaba en celo.

『 Relatos de "Entre golpes y besos" 』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora