cap. 2

15.1K 483 413
                                    

—¿H-huh? ¿Qué demonios?...— Scaramouche se despertó en una habitación oscura y apartada, sus manos estaban atadas detrás de él y estaba de rodillas. Miró a su alrededor y pudo notar un escritorio y una cama en ese lugar.

Vió la puerta abrirse y escuchó una voz masculina.
—Veo que estás despierto.— Se acercó el más grande a él, Scara pudo ver mejor sus rasgos. Tenía el pelo rojo y largo... ¿era muy guapo?

—¿Quién eres? ¿Qué quieres de mí?

—Sé que eres un presagio Fatui, solo necesito interrogarte y puedes irte si cooperas.— cruzó sus brazos, fijando su mirada en el chico de abajo.

—No te voy a decir nada.— respondió, ganándose una dura bofetada del que estaba en frente de él.
—Será mejor que comiences a cooperar antes de que tome el asunto en mis propias manos.— el chico debajo de él hizo todo lo posible para ocultar su irritación, mostró una sonrisa falsa.

—Mira, no quiero llevar esto más lejos, así que solo coopera.—
—Hazme.— Otra dura bofetada del hombre más alto.

—¿Parezco como si estuviera jugando?

—Tch, no me importa lo que hagas, no te voy a revelar una mierda.— el sexto le dio una sonrisa burlona.

—No me importa si lleva toda la noche, te someterás. ¿Cuánto tiempo más quieres jugar este juego conmigo, Heraldo?—






Dejó de responder, el más alto frunció el ceño. Tuvo una idea.

—Párate y ve al escritorio.— el chico debajo de él mostró una expresión de confusión.

—¿Disculpa?—

—Ya me escuchaste, no tienes los pies atados, párate y ve al escritorio, está casi a un lado de ti.— un escalofrío recorrió la espalda del más pequeño, su voz sonaba mandatoria, sin replicar hizo lo que el pelirrojo le ordenó, con algo de dificultad ya que sus piernas dolían un poco. ¿quién no haría caso si hubiera un chico atractivo que te exigiera que hicieras algo? La mente de Scara empezó a volar.

El Heraldo comenzó a caminar torpemente hacía el escritorio, sintiendo como el pelirrojo no apartaba la mirada de este ni un segundo.
De un momento a otro el pelirrojo tomó el cuello del más chico y lo apresó en el escritorio de espaldas.

—¡O-oye, que demonios haces! ¡Ah-gh!
Sintió como el más grande frotaba su entrepierna en su trasero aún por encima de la ropa.
—¿Eh? No quisiste cooperar, me veo obligado a hacer esto.—

—¡Suéltame! ¡No te diré nada, hagas lo que hag- mhmmm, ah...— gimió por lo bajo al sentir como el contrario simulaba una embestida. Comenzaba a gustarle esto.

Diluc soltó su cuello, dirigiendo esa misma mano a la entrepierna del de abajo, notando la erección de éste.

—Oh, estás duro. ¿te excita que te insulten o algo así?— habló al oido del otro, frotando su pene por encima de su ropa con la mano, a lo que la marioneta respondió con un gemido por lo bajo, mordía sus labios tratando de contener esos sonidos obscenos que salían de él por las acciones del otro.

Al ver no respuesta de Scara, dirigió su mano al trasero de éste y empujó contra su entrada por encima de la ropa. —Responde, te pregunté algo.—

—¡A-ahh! No, no m-me gusta... respondió por lo bajo con una voz temblorosa, totalmente diferente al tono desafiante de hace un momento, sus piernas comenzaban a temblar. Diluc sentía como un bulto se formaba en su entrepierna.

—¿No es así? ¿Y que es esto?— apretó suavemente la longitud del pene de Scara, robándole otro gemido.

—¡N-no... agh-h!

—¿No qué? ¿Eh? Habla bien.— volvió con ese mismo empujón con sus dedos en la entrada de éste, más no hubo respuesta. El pelirrojo se molestó.
Bajó los pantalones del chico de abajo, lo cuál hizo que Scaramouche abriera los ojos de golpe al sentir el frio golpear su trasero.

—O-oye, que haces, n-no me gusta...¡a-hh! espera, mgh...

—¿No te gusta? Pero si estás totalmente mojado aquí, ¿te excita tanto ser abusado, eh?—
El pelirrojo metió su punta en la entrada del pequeño sin previo aviso o preparación, ganándose un gemido más lascivo del Heraldo.

—¡A-ahhh~!— gimió mientras sentía su interior siendo golpeado inmediatamente una y otra vez. La polla del hombre era bastante grande y gruesa, se sentía increíblemente bien. —Te voy a arruinar hasta que me digas todo lo que sabes.

—¡Ah! ¡Espera! ¡Por favor, ah!— jadeó cuando sintió las grandes manos del hombre aferrarse a su cintura.
—No me digas qué hacer, puta, cuéntame sobre los planes de la Tsaritsa.— Su agarre en la cintura del hombre más pequeño se apretó lo suficiente como para dejar marcas.

—¡Ahhh! ¡N-nooo! ¡No puedo... no lo haré!—

—¿Estás diciendo eso para que te folle más fuerte?— Sus embestidas se hicieron más duras.

—¡Ah! ¡Mierda! ¡Ah! ¡Rápido, más rápido!— Scara no sabía por qué estaba rogando por la polla de un extraño, pero bueno, estaba bastante bueno...

—¡Mgh! s-sabes, no pensé que un chico que p-pare-parece... ngh! estar t-tan-tan metido en la justicia está v-violando a alguien. — los gemidos no cesaban de su boca, apenas podía hablar, la sensación era tan abrumadora y caliente.

—Por favor, estás gimiendo y rogando por más. ¿No es esto consentimiento?— Su voz sonaba ronca. Scara no pudo soportarlo, sus embestidas se hicieron más fuertes y más rápidas y se sentía cada vez más cerca de su clímax.
—¡Mierda! ¡sí! ¡sí! ¡joder, agh!— gritó mientras se corría. Su semen salió como una fuente, manchando un poco el piso. El hombre detrás de él gimió mientras pintaba sus paredes de blanco y salía dentro del pequeño. El semen se derramó levemente de su trasero.





—Haah, ¿vas a dejar que el gato salga de la bolsa ahora?— El más alto jadeó mientras admiraba la vista frente a él.

El heraldo jadeaba como un perro en celo, tenía los ojos en blanco y la lengua colgando. En su cintura se notaban las grandes manos del hombre y marcas de media luna de sus uñas, el semen bajaba por sus piernas.

—Ya que estás siendo tan difícil de trabajar, ¿qué tal una segunda ronda?— volteó al más bajo y lo subió a la mesa, acostándolo y abriendo sus piernas, ahora quedando frente a frente, podría ver las expresiones de placer que se mostrarían en su rostro.

—Vayamos ahora por esta parte, ¿te parece?— no esperó ninguna respuesta del chico que se encontraba abajo de él aún tecuperandose de su orgasmo y empujó su gruesa y gorda polla en su otro agujero, comenzó a un ritmo aún más duro que antes.

Continuó durante quién sabe cuánto tiempo, ronda tras ronda, el sexto se volvió más y más arruinado. Lo folló tan bien hasta el punto en que le dolía respirar, le dolía su trasero, le dolían sus pezones y sus muslos estaban cubiertos de semen y marcas.

—¡Por ​​favor, n-no-no más! ¡E-estoy cansado!— Las lágrimas caían de sus ojos mientras montaba al más grande, sin hacer un esfuerzo por detenerse.

El pelirrojo habló con una voz ronca y grave. —Terminará una vez que me cuentes sobre los planes de la Tsaritsa.— gruñó, apretando el trasero del chico con ambas manos.

—¡No! N-no lo haré.... No me importa si me mantienes aquí como una esclava sexual. ¡No te diré nada!— sollozó.
El pelirrojo frunció el seño y salió del más pequeño, moviéndolo a un lado y haciendo que se arrodillara, se levantó y jaló los cabellos del Heraldo, mostrando su pene frente a él.





—Esta va a ser una noche larga.— Susurró mientras invadía la cavidad bucal del sumiso con su polla.





——————————————————

¿Un Heraldo Fatui o una Muñeca Sexual? // scaramouche x allDonde viven las historias. Descúbrelo ahora