Días de Otoño

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"Sus labios eran una caricia necesaria, cómo podía haber vivido hasta ahora sin ellos" -Mario Bennedeti

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21 de Octubre, año 2009

El gran roble sauce lucía majestuoso para cualquier persona que pase por enfrente de él, tan imponente y dominante por sobre los otros árboles del parque, cálido por sus hojas naranjas debido a la estación del año, que caían una tras otra con lentitud hasta llegar al cemento, donde son quebradas en mil pedazos por la suela de un zapato, zapatilla o tacón de alguna mujer u hombre que se identifique como tal.

Algunas personas lo miraron con indiferencia, otras lo ignoraron, y unas especiales, tales como Jeon Jungkook, se quedaron impresionados viendo aquel tronco tan grueso, y luego las ramas subiendo por el mismo hasta hacerse más y más delgadas, una creación hermosa del universo, tan lleno de vida, así como él. 

Jungkook quedó asombrado con la majestuosidad que empleaba el árbol, mirándolo desde abajo con pequeños rastros de hojas sobre su cabello por la suave brisa que entumecía hasta la última neurona de su cuerpo. Él era una persona que sabía apreciar los pequeños detalles de la vida, la persona que te veía en el metro o en la calle, donde todos los demás te ignoran y fingen que no estás ahí, ese era Jungkook, el que le veía una cualidad increíble a cada persona u objeto, sacándole el lado bueno a las cosas incluso cuando estas carecían de alegría. Él veía más allá de dos almas.

Se para debajo del roble sauce, procurando no estorbar en el indefinido camino de las demás personas, desconocidos para él, y se pone a esperar tranquilamente a Taehyung, no siendo fácil aburrirse con la belleza otoñal que lo rodeaba en su parque favorito.

Jungkook estaba usando una delgada camisa de seda manga larga, de color blanco, que resaltaba sobre sus hombros su ancha y masculina espalda, y luego la suave tela transparentosa caía con elegancia sobre su torso, dejando en evidencia su fina cintura. Abajo vestía sus pantalones negros medianamente ajustados, y su cabello azabache despeinado hacía ver su piel aún más blanca de lo que era. Jungkook no solía ponerse maquillaje, pero esta vez le había robado un poco de rubor a su madre, sus pestañas estaban levemente curvadas hacia arriba, y se había puesto un bálsamo de labios con sabor a crème brûlée.

Se sentía muy atractivo, y sabía que así era.

Finalmente vislumbra a Taehyung acercarse a lo lejos, y sus pupilas se dilatan de amor cuando lo ve caminando tímidamente entre la gente: buscándolo. El mayor estaba usando unos pantalones informales con patrón de cuadros oscuros, arriba un suéter gris de mangas largas y cuello tortuga, y encima una chaqueta de pana color marrón. Notó también que su cabello ya estaba bastante largo. Taehyung no era mucho de cortarse el pelo, así que los mechones de cabello castaño oscuro caían por su rostro con inmensa bondad, cubriendo sutilmente su visión. Su piel canela estaba levemente pálida por el clima nublado, tan delicada por el frío que había estado haciendo en Seúl, por lo cual sus mejillas y nariz adoptaron un leve tono rojizo apenas salió de su casa y aspiró el frío aire del otoño. 

Una vez localiza a Jungkook, ya están bastante cerca, más o menos a unos diez metros de distancia, y ambos se quedan absortos por la inmensa belleza que tenía el otro para ofrecer cuando se detienen en los ojos ajenos. 

Jungkook permanece quieto bajo el árbol, moviendo sus manos y mordiéndose los labios despistadamente, abstraído con cada paso que Taehyung daba hacia él, pasos lentos, silenciosos, llenos de confianza, sutileza y cariño. Pensaba en lo guapo que se veía su mayor.

—Hola... —murmura Taehyung una vez están frente a frente, aún levemente nervioso por lo bonito que se veía Jungkook hoy. Todos los días se veía bonito a decir verdad.

Amarte Como La Primera Vez ⦗taekook⦘Donde viven las historias. Descúbrelo ahora