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La familia real Kim eran conocidos por ser unos grandes líderes. En ningún rincón de su historia familiar había alguna mancha o lo que muchos llaman "oveja negra". Por esa razón, se esperaba que el príncipe Kim Sunoo fuese igual de perfecto como su ascendencia y todo parecía apuntar a que así sería.

Desde pequeño, Sunoo se había adaptado muy bien a todas las reglas que conlleva ser un príncipe, era estudioso, educado y respetuoso. Jamás se había formado un escándalo entorno a él ni mucho menos.

Tenía mucha popularidad entre las personas del pueblo, mientras más años cumplía, más fama tenía, sobretodo por las jóvenes que al ver su belleza no podían hacer más que desear que este algún día las eligiera como su esposa.

—Joven Kim, sus padres solicitan su presencia — aviso una de las criadas.

—Bajo en un segundo, gracias por avisar — dijo amablemente.

Había estado practicando esgrima antes del aviso, por lo cual, solo acomodó un poco su cabello antes de ir a donde sus padres.

Al entrar hizo una reverencia y luego añadió: 

—Buenas tardes. ¿Para que me necesitan?

—Oh! Sabes que no debes ser tan formal con nosotros — Dijo su madre, la reina, en tono amigable. — Te llamamos para recordarte lo de la boda.

—Madre, ni siquiera he cumplido los 19. Recuerda que debo casarme a los 20.

—Lo tenemos en cuenta—dijo esta vez su padre, el rey. — Pero, recuerda que debes ir buscando a tu prometida, incluso si aún no has llegado a los 19.

—Es que..... —Sunoo se había quedado sin excusas, por lo que rascaba su cabeza mientras miraba al suelo. — Ahora estoy enfocado en mis estudios, la sabiduría es muy importante para reinar y se adquiere estudiando, así que no creo que tenga tiempo para ver con quién me caso.

—Sunoo, eres el mejor en absolutamente todas las clases y materias que puedan haber, ¡Sabes de todo!

—Si, hijo, tu madre tiene razón. Estas académicamente preparado para ser rey, el mejor, solo te falta una esposa. Y si ese es el único problema por ahora, resolvamoslo ya mismo. No es tan difícil tampoco.

Después de esas palabras Sunoo quedo en blanco. Aun no se sentía preparado para casarse y mucho menos bajo esas circunstancias.

No le agradaba nada el hecho de tener que convocar a todas las jóvenes del Reino a asistir a un baile y solo elegir a las que lograran llamar su atención. Para luego volver a evaluar a cada una por separado y así elegir a su futura esposa.

El creía en el amor, y no le parecía que esa gran ceremonia era un acto de amor. Le parecía innecesaria, ya que no conocía a nadie solo elegía por el físico o habilidades.

Sin más que decir, Sunoo solo asintió a las palabras de su padre, diciendole que le avisara cuándo empezaran con la ceremonia y se fue directo a si habitación. Donde después de pensar mucho, decidió dormirse para calmar su ansiedad.

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Cuando despertó ya era de noche, salio de su pieza para ver qué pasaba afuera, ya que escuchaba bastante ruido.

Dicho ruido, que lo término llevando a la entrada principal del Castillo. Las puertas estaban abiertas de par en par y sus padres estaban en una clase de escenario mientras hablaban.

—...... Y estamos muy felices de informarles que nuestro pequeño hijo, el príncipe Kim Sunoo, esta oficialmente buscando una buena mujer para que sea su esposa — Dijo el rey.

En cuanto Sunoo oyó eso solo pudo golpearse la frente con la palma de su mano y se dió cuenta que su orden de que le avisaran el comienzo de la ceremonia, les importó tanto como el popo de perro.

Habían varios mensajeros de otros reinos, por lo que Kim supuso que ya todo el continente estaba enterado.

Tenía los ojos fuertemente cerrados y las manos en sus sienes, cuando llegó Jake, su amigo y consejero.

—Creí que estabas enterado —dijo posicionándose a su lado — Ya veo que no.

—Pues que bien —alegó molesto.

—Deja de ser sarcástico. ¿Por que estas molesto?

—No estoy molesto, solo algo desconcertado.

—Si, si y yo tengo todo el dinero del mundo. — dijo Jake intentando animar al pelinegro— Igual, no entiendo tu frustración, digo, no hicieron nada escondido tuyo ¿me entiendes? Esto ya estaba hablado. Desde antes de que nacieras, literalmente es protocolar.

Sunoo suspiro frustrado al escuchar a su amigo, tenía razón, esa ceremonia era una  tradición, pero no pensó que todo se llevara a cabo tan rápido.

—Si, tienes razón. Pero, no deja de ser impactante para mi, me refiero a que, a pesar de todo, jamas me imaginé casandome. O al menos no así, esperaba que llegará ese alguien especial que me hiciera sentir bien con solo una mirada, no tener que elegir entre princesas mimadas que solo quieren acceder al trono.

Al terminar de hablar se cruzó de brazos e hizo un puchero que le causó mucha ternura a Jake y para demostrarlo apretó sus mejillas

—Entiendo pero porque seas un príncipe no significa que vivas en un cuento de hadas, esta es tu realidad, bro. Solo mira el lado bueno, tal vez encuentres a ese alguien que te haga sentir bien con sólo una mirada, pero si no estás abierto a las posibilidades, pasará desapercibido para tí. Y si no es así, tal vez no sea la mirada lo que te haga sentir bien, sino la vista — dicho eso último guiño el ojo y sacó la lengua para darle a entender a Sunoo lo que quería decir. El príncipe al darse cuenta, bufó resignado y le golpeo un hombro a Jake, que no paraba de reír.

—¡Tal vez lo que digo es cierto! Tu no sabes lo mucho que puede excitarte solo mirar, yo-

—¡Solo callate de una buena vez!—dijo golpeándolo de nuevo.

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𝘳𝘶𝘯𝘢𝘸𝘢𝘺 𝘸𝘪𝘵𝘩 𝘮𝘦 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora