XIII

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—Sunghoon —decía Chaeyoung —Se que no esperabas esto, por eso, puedes decidir lo que vas a hacer. Pero quiero avisarte que la casa donde vivirás es donde siempre vivieron los líderes de aquí, al marcharse la dejaron cerrada, solo hay una llave y es la que tu tienes —se veía bastante seria al hablar —Al ver que resides ahí, las personas sabrán de donde vienes y pensaran que serás el nuevo líder —se levanto y antes de irse dijo: —Lo dejó a tu criterio y respetaré tu decisión.

Varios días habían pasado desde que llegaron y se podía decir que ya eran bastante conocidos en el pueblo.

Sunoo se había ganado rápidamente el corazón de sus habitantes gracias a su actitud amable y servicial, Sunghoon por otro lado, llamó la atención de todos al tener ese cabello blanco que señalaba solo una cosa para ellos.

El último mencionado caminaba por las calles de la villa buscando a Sunoo que últimamente se veía más feliz, aunque nunca termino de contarle al mayor lo que había ocurrido en su cumpleaños.

—¡Mira, sun, el señor Park! —exclamó uno de los muchos niños que rodeaban al azabache.

—Solo llamame Hoon, pequeño —dijo Sunghoon después de saludar a todos.

—¡No te llevarás a Sunoo! —la pequeña que había hablado fue a abrazar al ex príncipe impidiendo que el mayor se le acercara.

—No lo hará, Hanni —intervino Sunoo sentándose a la menor en las piernas —Él solo se sentará a mi lado y les leeremos cuentos juntos.

El peliblanco hizo lo que el otro dijo que haría, se quedaron leyendo los cuentos hasta que ya se hizo la hora de comer y las madres de los niños iban a recogerlos.

—Sun, le hice esta corona —dijo Hanni dándole una corona de flores —Es que pareces la princesa de los cuento que nos lees ¡Y Hoon es tu príncipe!

—¡Muchas gracias, Hanni, esta hermosa! —el pelinegro se colocó su corona —Tu también pareces una linda princesa.

—¿Y Hoon es mi príncipe?

—Nop, Hoon es mi príncipe —dijo Sunoo risueño alzando a la niña para llevarla con su madre.

—¡Entonces encontraré uno más lindo que Hoon!

—Mmm.... No lo creo —dijo Sunghoon uniéndose a la pequeña discusión que se había formado.

Luego de esas palabras Hanni se bajó de los brazos del azabache y fue corriendo hacia su mamá, sacándole la lengua al peliblanco antes de marcharse.

—Vamos a casa —dijo Sunghoon.

Fueron a dicho lugar y se dispusieron a preparar la comida, a pesar de haber sido asistido toda su vida el menor tenía una gran habilidad para cocinar y el otro solo ayudaba cuando se lo pedía.

Sunoo trabajaba todas las mañanas enseñando a los niños a leer y a escribir, tanto las madres como los pequeños estaban encantados con la amable y paciente actitud del azabache.

—¿Hablaste con Chaeyoung? —pregunto el último mencionado mientras comían, tenía bastante curiosidad por lo que ocurriría ahora.

—Si, me dijo que ya todos aquí piensan que vine a tomar el puesto de lider, que dejaría todo a mi criterio. Siento que debo hacerlo, digo, tomar el puesto pero no lo sé, aun estoy indeciso.

—Yo creo que serías un buen líder, pero entendería totalmente que no tomaras el puesto. Igual, llevamos poco más de dos semanas aquí, solo piénsalo un poco más.

Terminó de hablar levantándose de la mesa y dirigiéndose al lavabo a limpiar todo lo que había ensuciado. Sunghoon lo siguió momentos después y lo ayudó a poner orden en la cocina.

Al acabar decidieron salir a caminar, la villa era pequeña, sin embargo aún habían lugares que ellos no conocían

Salieron tomados de la mano, lo que ya se estaba volviendo costumbre entre ellos, y emprendieron su camino. Muchas personas que los veían les daban saludos y sonrisas que ellos respondían de la misma manera.

Después de andar por varios minutos, se encontraron con una especie de parque en el que decidieron hacer una pausa.

—Amo que todo en este lugar este lleno de flores —Sunoo se sentó en uno de los columpios que había.

—Hace que todo se vea bastante bien —Sunghoon se quedó parado frente a él.

—¡Honnie! Recordé que la señora Lee me dijo que hoy en la noche habría una feria en el pueblo.

—¡Oh! Chae también me comentó algo sobre eso.

—En Niffathor se hacían muchas, yo nunca fuí a una —dijo con nostalgia —Jake siempre me llevaba todo lo que ganaba en ellas, eran más que todo osos de peluche. Los amaba tanto.

Cada vez que recordaba a Jake los ojos de Sunoo se cristalizaban, aún lo extrañaba en demasía pero no quería volver al Reino, eso nunca.

Sunghoon se sentía triste cuando veía que al menor le daba nostalgia hablar de su reino, pero siempre intentaba hacerlo feliz.

—En Priphigia también se hacían, yo fui a varias. Esta vez seré yo quien gane los peluches para tí.

Sunoo sonrió y dijo: —Yo quiero ganar algunos para ti también, entonces.

—Lo harás —Sunghoon sonrió también. Tomó una de las cuerdas que sostenían al columpio y acercó más su cara a la del otro.

Por un momento, Sunoo se asustó y tuvo que recordarse a si mismo que solo era Sunghoon. Estaban tan cerca que podían sentir la respiración del otro, el menor posó sus manos en los hombros del contrario y éste uso su mano desocupada para acariciar el rostro del otro.

Sus corazones latían muy rápido, ambos seguros de lo que querían.
Siempre habían tenido momentos donde pudieron hacerlo, sin embargo esta vez se sentía diferente, ya no estaba esa presión que existía al estar en el Palacio en Niffathor.

Esta vez eran ellos dos y nada más que las aves y la naturaleza como testigo de lo que estaba por pasar.

Sunghoon se acercó más a Sunoo haciendo que sus narices se rozaran, el menor ladeo la cabeza y el peliblanco lo tomó como una especie de permiso concedido.

Sin mucho más que esperar, unieron sus labios. Sus corazones estallando de la alegría que sentían, ambos olvidándose por un momento de sus problemas y de lo mal visto que podría ser aquello.

Disfrutando del momento como siempre esperaron hacerlo. Se fundieron en el otro a pesar de lo incómoda que fuera la posición en la que estaban.

De un momento a otro, el mayor alzó a Sunoo obligándolo a levantarse del columpio, teniendo que romper el beso por la falta de aire.

Se quedaron mirándose pocos segundos, no había sido suficiente y parecía que jamás lo sería. Por lo que sin esperar mucho más, el menor tomó al otro de la nuca y lo atrajo hacia si mismo, juntando sus labios por segunda vez.

El peliblanco sonrió durante el beso por el atrevimiento del menor, lo tomó fuertemente de la cintura y hundió su lengua en la cavidad contraria sin previo aviso, empezando así una guerra por el poder que acabo tan rápido como había empezado.

—Ah~ —jadeo Sunoo cuando rompió aquel inolvidable beso. Un delgado hilo de saliva conectaba sus bocas aún.

El azabache estaba muy sonrojado, a Sunghoon le pareció que se veía perfecto.

—Te amo, Sunoo.

—Yo también te amo, Sunghoon.

Y volvieron a besarse, esta vez para confirmar el amor que sentían por el otro.

𝘳𝘶𝘯𝘢𝘸𝘢𝘺 𝘸𝘪𝘵𝘩 𝘮𝘦 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora