Capitulo 11

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—Jaeminie~ — Escuché aquella voz tan suave y dulce, la reconocía perfectamente — ¿Cómo estás?

Miré a Karina con un poco de duda, ella no me dirigía la palabra, a menos que estuviera Jeno ahí, más verla que vino hasta mí mesa donde comía tranquilamente, solamente a preguntarme, cómo estaba, significaba que algo estaba pasando.

—Buenos días, Karina, ¿Sucede algo? — Soné cortés, pero a la vez seco, y no era la idea, yo no tenía nada en contra de ella, más pensándolo más frío, yo no tenía por qué socializar con ella, ella no fue ni será cercana mío —

—Ay, eres directo, bien, quería hablar contigo sobre un tema. — Hice un sonido con mi garganta dándole mi aprobación, dejé mi teléfono aún lado para darle un poco de mi atención — Jeno no ha estado bien.

—¿En serio? ¿Qué le sucede? — La chica hizo un puchero, tal vez algo perdida —

—Deberías saberlo. — Alcé una de mis cejas, dejé a medio camino aquella cuchara con comida que iba para mi boca. Miré detenidamente aquella pulsera que tenía en su mano, aquella que le había regalado su novio

—No, discúlpeme, más tú eres su novia, tú eres la que debes saber, no yo. Llevo días si hablar con él. — La chico hizo una mueca —

—¿Están peleados? — Rodé los ojos, no tenía por qué contarle nada — Jaemin, ¡Por tu culpa Jeno no me da atención!

Alcé mi vista, muy ofendido, ¿Por mí culpa? ¿¡Por mí culpa!? No podía negar que me sentía un poco poderoso, es que entiendan, era mi culpa que él no le da atención, significa que, si le importo y si le falto, ¿Verdad?

—No estamos peleados, tampoco es mi problema que su relación tan perfecta no funcione, tampoco es mi culpa que no lo conozcas antes de hacerse novios para no saber que le pasa, se supone que es tú novio y debe de importarle más tú que yo, así que, si me disculpas, tengo que estudiar para un examen de química. — Tomé mis cosas, pero antes de poder levantarme, la chica me detuvo tratando de volver a sentarme, pero no, no lo iba a hacer — ¿¡Qué te pasa!?

—¿Te gusta mi novio? — Mi novio. Esa palabra resonando una y otra vez en mi cabeza, haciendo que una punzada en mi cabeza apareciera, entrando mi mal humor —

—¿Crees que me gusta tú novio? — Apoyé las manos en la mesa, intimando un poco a la chica en mi frente, ésta parecía insegura —

—No, digo, Jeno y tú se llevan bien, él te ve como su hermano. — Miré aquella pulsera de nuevo, la inseguridad de aquella chica, como susurraba lo que acababa de decir —

—Entonces no tienes de qué preocuparte. — Tomé mi bolso para luego meter en mi boca un chicle. Yo no había respondido su pregunta, ella sola se había respondido, así que no había mentido —

Genial, mi mañana no podía ser mejor.

Me dirigí a otra mesa, y de soslayo pude ver a Haruto sentarse en frente de Karina, justamente donde estaba yo anteriormente, ¡Vaya! Haruto no desaprovecha nada.

Saqué mis libros de química, más ya no andaba de humor, mi ceño fruncido, mi boca en una mueca. Y para completar alguien quitó mi libro que estaba en mi mesa, levanté mi vista queriendo enfrentar a quién sea que hubiera hecho tal cosa, más ver esa sonrisa, sus ojos siendo una sola línea, me hizo sentarme de nuevo.

—¡Buenos días Nana! — Lo que faltaba. Colocó en mi frente mi comida favorita, sin poder resistirme, solté una breve sonrisa, Jeno seguía teniendo ese mismo efecto en mí — Ésta vez no derramé el batido.

Una sonrisa estúpida apareció en mis labios, teniendo ese recuerdo de aquella vez que él derramó el batido de fresa en Karina. Hasta siendo torpe es bonito.

—Es un logro entonces. — Llevé la pajita a mi boca, dejando que el sabor de chocolate viajara por toda mi boca, ¡Cielos! Ese batido lo hacían solo en una tienda en todo Seúl — ¿Viajaste media hora solo para comprar um batido?

—Si eso te hace feliz, entonces viajaría más lejos. — Un sonrojo en mis mejillas apareciendo, empecé a toser debido a la vergüenza. Jeno sentándose a mí lado para darme palmaditas en mi espalda, sus ojos chocando brevemente con los míos, mi corazón acelerándose —

No. Tanto esfuerzo había puesto con evitarlo, por querer olvidarlo, pero Jeno lo destruyó con sólo venir una mañana a traerme mi desayuno favorito, con su radiante sonrisa, su dulce voz, hasta su cabello se notaba más largo, necesitaba que las tijeras que alejaran de su cabello, pues se veía tan hermoso.

—¿Estás mejor? — Mucho mejor desde su presencia, porqué, ¡Cielos! Esas dos semanas sin Jeno, habían sido torturosas, verlo por los pasillos con Karina. ¡Y Karina! Volví a la realidad de golpe —

—Sí, me tengo que ir. — Torpemente empecé a recoger mis cuadernos esparcidos por la mesa, y cuando los guardé desordenadamente en mi mochila, Jeno me detuvo, jalándome hacia él —

—Tienes una mancha aquí, en la comisura de tus labios. — Contuve el poco aire que me quedaba, sus delicados dedos intentando quitar esa mancha de seguramente del batido de chocolate, nuestros rostros tan cercas, su flequillo haciéndome cosquillas en el rostro, se sentía tan bonito todo, tan irreal, sus hermosos ojos fijándose ahora en los míos — De cerca tus ojos son más brillosos y lindos.

Y si me desmayaba, sólo quería decir antes, que todo había sido culpa de Jeno.

—Que tengas buen día, Jeno. — Escapé de sus brazos a cualquier parte, pues mi corazón no aguantaba más, mis sentimientos cobrando vida de nuevo como si solo se escondieron éstas dos semanas —

Era tan débil con él.

Era tan débil con él

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Teoría del Amor NOMIN(ADAPTACION)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora