Para Na Jaemin que estudiaba en la facultad de Ciencias de la física, él aseguraba que todo tenía una teoría, y cuando su amigo Lee Jeno le pide ayuda con una chica, se pone una meta de que él sería el primero en descubrir aquella teoría, ¿Y qué más...
Me encantaba leer esos libros de fantasía, donde decía que las luz del sol que traspasaba la ventana te levantaba en las mañanas debido que te pegaba en el rostro, pero en realidad yo dormía con todo mi cuarto a oscuras, con las cortinas pasadas para que el sol no entrara, así que lo que me despertó no fue el sol. Sino el maldito frío a las seis y media de la madrugada y Jeno con toda la sábana.
-Bebé~ - Susurré en su oído haciendo que el se removiera y mostrara una pequeña sonrisa, pero no abrió los ojos, eso aumentó mi enojo, en realidad el domingo era el único día que podía descansar de todo el trabajo en la semana, y Jeno no me iba a arruinar mi día de dormir - Tienes toda la sábana, quitatela antes de que te tire de la cama.
-Si me das un beso. - Su voz ronca mañanera me hacía erizar, pero no era momento para prestar atención a eso, en realidad sentía mi cuerpo temblar de frío -
-No me jodas la paciencia. - Jeno abrió sus ojos mostrando una sonrisa retorcida. Ahg, pobre Jeno, juraba que lo mataría si se pasaba de listo conmigo -
Jeno intentó darme un beso, así que antes de que eso pasara tomé la sábana por la orilla y le di una patada dejándolo que se estrellara contra el frío piso de mármol.
Escuché un quejido que me hizo reír, y me arrope tranquilamente con la sábana hasta mi nariz.
-No te has cepillado, así que no molestes y déjame dormir por un día. - Solté un suspiro cerrando mis ojos, dando por hecho mi siesta hasta las ocho -
-Amor~ - Bufé al saber por dónde iba todo. Así que sin pensarlo me tapé hasta arriba, sin saber en qué posición ponerme para que no me molestara - Voy a morir.
-Te voy a golpear sino me dejas en paz.
-¿Vas a golpear a tu esposo?
-¿Desde cuánto te auto-declaraste mi esposo?
-Venga Nana, prometo no molestarte, llevará sólo quince minutos si quieres. - Odiaba cuando quería manipularme con su voz aniñada -
-Jeno, tuvimos sexo ayer. ¿Acaso no estás cansado del trabajo de la semana? Vamos a dormir un rato.
-Pero, Jaeminnie~ no es jus-
Y antes de que comenzara a hacer un berrinche que después de unos cinco minutos que seguro me convencería el teléfono sonó.
-¿Sí?
-¿Los interrumpí? - Ahg, Jisung. Otro mocoso que no podía vivir sin mí. Más siendo sincero no me molestaba del todo la vida que llevaba -
Me había mudado con Jeno a un apartamento pequeño, sólo para nosotros, después de hablarlo por meses con él después de la graduación, accedimos. Y ahora que llevábamos dos años juntos todos los días eran divertidos, no podía decir que perfecto, pues sí teníamos nuestras discusiones como pareja, pero no durabamos más de quince minutos molestos cuando volvíamos llorando uno al otro pidiendo perdón. Lo veía totalmente normal, como dije, nada era rosa.
El dinero no nos preocupaba, los dos trabajábamos hasta las siete, y ganamos buen dinero, tal vez el tiempo libre era limitado, pero siempre tratábamos de disfrutarlo juntos.
-No, tranquilo.
-Sí, nos interrumpiste. - Le di un manoton a Jeno para luego sentir cómo se acostó a mi lado atrayendo mi cintura a su estómago, dejándo nuestros cuerpos totalmente pegados, su barbilla en mi hombro queriendo escuchar lo que quería decir Jisung -
-Perdón, pero conociendo lo olvidadizos que son, quería decir que hoy es mi cumpleaños.
-¿Y acaso Jaemin te parió? - Tapé la boca de Jeno, eso era grosero -
-Sí, lo sé Sung, no se me olvidó, tranquilo. De hecho te quería llamar dentro de uno rato para decirte que quería verte en el parque que queda a cinco cuadras de mi casa.
-¿¡Me vas a llevar!? ¿¡En serio Jaeminnie~!?
-Sí bebito, te lo mereces. - Sonreí al escuchar eso de Jeno, me había robado lo que quería decir. A pesar de todo, para mí Jisung seguía siendo un niño, solamente con escuchar la reacción de él, sabía que era tal cual un niño pequeño cuando le dan su juguete favorito -
No iba a importar cuántos años tuviera, Jisung iba a ser un bebé así tuviera cuarenta.
-Vamos a las tres, ponte lindo.
-Yo siempre soy lindo. - Rodé los ojos, Dios, había aprendido mucho de Ten - Adiós~
Dejé el teléfono de nuevo en la mesa para darme la vuelta y posicionar mi fría nariz en el cuello de Jeno, soltando éste una sonrisa.
-Jaemin, ¿Cuándo nos vamos a casar?
-Sólo van dos años Jen. - Sus fríos dedos acariciaban con la yema mi cintura por debajo de la pijama -
-¿Te parece poco? ¿Porqué no quieres casarte? ¿No confías en mí? Ya pasaron dos años desde que era un inmaduro idiota.
-Tenemos sólo veinticuatro años, el tiempo es relativo, así que dejemos que transcurra y luego veremos. Además, no es nada romántico que me lo pidas en la cama. - Jeno soltó una carcajada para luego presionarme en su pecho con fuerza -
-Te amo, te amo, te amo. - Dejó varios besos en mi coronilla haciendo que me relaje -
Jeno era perfecto. ¿Y que podría ser más perfecto que Jeno estrujándote en sus brazos mientras te llena el rostro de besos?
-¿Y si adoptamos a Jisung? - Solté una carcajada ahora yo -
-No seas ridículo Jeno. Ya deja de pensar en esas cosas.
-Bien, pero prometo esperarte. - Dejé descansar mi cabeza en su pecho, justo donde estaba su corazón, escuchando el suave latido de éste. No me cansaría de eso - Pero tengo algo.
El chico estiró su mano al cajón donde sacó una cajita haciendo que diera un golpe en mi frente.
-No es lo que piensas, son anillos de compromiso. Sólo para mostrar que estamos juntos. - Jeno tonto - Por favor, Jaeminnie~
Sole una sonrisa tonta, si me lo pedía así, entonces no podía negarme.
-Bien. - Colocó el anillo en mi dedo anular y luego el suyo para después entrelazar nuestros dedos - Eres un tonto.
-¡Pero es que somos uno Jaemin! Además, te puedo decir Lee Jaemin. - Solté otra carcajada -
-Suena horrible.
-Suena hermoso.
Negué con mi cabeza. Amaba cada cosa de ésto, amaba que todos los días fueran así, que rieramos cuando la situación no lo ameritaba, cuando él me dejaba besos en la madrugada sólo para saber que estaba a su lado, cuando jugábamos con el desayuno y luego llegábamos tarde al trabajo, cuando jugábamos con las burbujas en la tina, o cuando yo lloraba viendo cualquier película triste y el consolaba.
Simplemente amaba a Jeno, de la misma manera que él a mí.
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Este es el final de esta hermosa historia.
Quiero agradecer a Minnie_vvu por dejarme hacer esta adaptación, todos los derechos a ella.
