Capítulo 5.

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Strange se sentía muy nervioso mientras esperaba en la sala adyacente al trono a que la monarca de Equestria tomara una decisión. Los otros aspirantes deambulaban por la sala y el patio del castillo, igualmente nerviosos por saber quién sería elegido como nuevo maestro de la escuela de unicornios.

"La vida tiene momentos así de duros, ¿no? Todos nosotros somos expertos en magia, todos tenemos estudios avanzados y mucho potencial. Pero solo uno obtendrá el puesto" pensó mientras galopaba hasta el balcón para admirar los hermosos jardines reales. Ancestral solía decirle, cuando potrillo, que la clave del éxito no era solo el trabajo duro, sino también una pequeña pizca de suerte. Incluso cuando él tuviera todo su camino planeado, no era dueño del destino; no podía saber qué obstáculos se le interpondrían, o que reveses sufriría, por lo que nunca tendría el 100% de seguridad en nada. Ahora mismo estaba seguro de haber hecho una entrevista fantástica con Twilight, pero, ¿acaso eso le garantizaba la contratación?

-Oye, tú, el unicornio guapo. ¡Fruncir el ceño no va para nada contigo!- le exclamó al pasar un pegaso rojo de melena y cola negra, con una sonrisa atrevida y fresca. Strange se quedó parpadeando hasta notar que le hablaba a él, y el pegaso aprovechó para reírse.- Sí, tú. Curioso como los más fuertes pueden ser los más despistados, uno diría que es al revés...

-¿Disculpa?- reaccionó por fin Strange.- ¿Quién eres tú?

-Oh, cierto, no me he presentado. Tony Stark, un gusto. Tengo una entrevista con la princesa Twilight para hablar de negocios, pero al parecer su selección del nuevo maestro se ha estirado más de la cuenta así que salí a volar... para despejarme. ¿Quieres venir conmigo?

-¿Qué cosa?- repitió el unicornio desconcertado y algo rojo, pues los ponys cercanos habían empezado a mirarlos y eso lo ponía aún más nervioso. El pegaso, quien obviamente no tenía miedo de llamar la atención, hizo una voltereta en el aire antes de aterrizar junto a él y extenderle un ala en señal de amistad.

-Que si quieres venir conmigo a dar una vuelta. Por tu cara te vendría bien despejarme, y a mí me vendría bien algo de compañía.

-Ah... lo siento, no puedo irme. Soy uno de los maestros aspirantes y debo esperar aquí mientras la princesa toma una decisión.

-Jeje, debí saberlo, digo, tienes toda la apariencia de ser un unicornio de los poderosos. Pero bueno, ¡otra vez será! Voy a darme vuelta por lo de Joe a comprar unas donas y luego regresaré a ver si la princesa ya está desocupada, y si todavía estás por aquí te saludaré... y si acaso te eligen, te invitaré de nuevo pero esta vez a celebrar.- Tony le guiñó un ojo y luego se lanzó a volar como una saeta en dirección a la ciudad, dejando a Strange agradablemente confundido, como si sus nervios hubieran sido reemplazados por el impacto de haber conocido a aquel pegaso.

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