Sentencia firme...

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Realmente disfrutaba de un buen whisky antes de encarar algo particularmente desagradable. El estrés de estar en ambos lados de esta maldita guerra se hacía notar… para sus escasos 37 años sus facciones eran más duras de lo que deberían y su personalidad demostraba las complejas experiencias de vida a las que se vió sometido. 

La luz del fuego de la chimenea golpeaba intermitente en su perfil mientras la preocupación destilaba de sus poros y la mirada recorría el lujoso salón en el que estaba. 

Hacía varios años que se había mudado allí cuando no estaba enseñando y eran pocas las personas que sabían que en realidad era casi tan rico como la familia Malfoy. Parte lo había heredado, parte había incrementado la fortuna invirtiendo y vendiendo pociones a gran parte de Europa. 

Estaba nervioso y frustrado preguntándose a sí mismo cómo podía ser un regalo el ser obligado a contraer nupcias con una mocosa de 16 años…nacida muggle para empeorarlo. No era que él los odiara, después de todo el hombre había crecido pensando que su sangre era mestiza, pero en el circuito social y comercial en el que se movía lo desvalorizaba enormemente, aunque el mismísimo señor oscuro lo ordenara… 

Eso era otra cosa a tener en cuenta, convencer a Albus de que permitiera la jugada. No le cabía duda de que cedería porque las consecuencias de no aceptar dejarían a la orden sin un espía pero realmente se preguntaba por qué tenía que ser él. Porqué a parte debería escuchar las súplicas del hombre insinuando básicamente que él era una bestia y que trate de ser agradable… Una verdadera molestia. No solo se casaría con una niña, sino que habría dos grandes líderes opinando al respecto sobre cada detalle del acuerdo. Cada uno pondría condiciones con las que posiblemente él no estaría de acuerdo. 

Las campanadas del reloj antiguo colgado en el extremo del cuarto sobresaltó al hombre jóven de sus pensamientos,ya era hora de ir en busca del anciano y cerrar la situación. Con el último trago a fondo mirando las manecillas marcando las 9 pm se dirigió por flu a la escuela. 

Severus, qué ha pasado muchacho? - El hombre se veía preocupado, no era habitual que el maestro de pociones apareciera de noche sin avisar y con olor a alcohol. Las veces que lo hacía nunca traía buenas noticias, muy normalmente informaba muertes o ataques-

Albus, el señor oscuro me ha ordenado, una vez promulgada la ley de matrimonio mañana, contraer nupcias con la Srita Granger. - Los rasgos del jóven estaban, si era posible, aún más contraídos que de costumbre esperando que él hablara. Sabía que en realidad no podría evitarlo y que Severus probablemente había intentado todo para salirse de esto  -Podríamos intentar evitarlo, casarla con algún compañero, quizás el jóven Weasley, parece tener sentimientos por la niña…- Estaba muy cansado... se terminó sentando con la mirada perdida en el jóven parado estoicamente frente a él, sabiendo de antemano la derrota plena. Severus era indispensable en el lado bueno de Voldemort, tenía que permanecer en el círculo íntimo. Muchísimas vidas, y probablemente el futuro de la guerra dependía de eso.

Debo proceder con el matrimonio Albus, lo sabe perfectamente. 

Lo sé muchacho, pero…

El señor oscuro me está poniendo a prueba con esto - interrumpió-. Por otro lado, si ella se casa o se compromete con alguien que él no apruebe, el chico en cuestión tendrá un blanco sobre su cabeza. Luego simplemente se me obligará a casarme con ella de todos modos o se la dejará en  manos de Draco o algún otro mortífago soltero. No es algo en lo que exista… una salida. -suspiró - Soy su mejor opción. Sinceramente la idea me repugna, pero no voy a tirar mi esfuerzo como espía, la información y avances para la orden. Tampoco mi posición económica se verá afectada por los sueños frustrados de una mocosa...

Matrimonio ForzadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora