. Habían pasado unos tensos diez días desde que Voldemort apareció inesperadamente en su suite del hotel en Francia. Diez malditos días en los que aún no podía mirar a la chica a la cara y se había visto obligado a convertirse en su padre, algo que se había jurado no transgreder. Ella seguia en el cuarto de servicio. Al principio la había escuchado llorar pero luego todo se había convertido en un inquietante silencio en el que los elfos habían tenido que controlar en más de una ocasión que estuviera bien.
Los días habían pasado en una boragine de situaciones complejas; por un lado Dumbledore estaba presionando el regreso al castillo y abogando por una indulgencia que él no estaba dispuesto a dar. Por el otro estaba el Señor Oscuro sondeando su mente en busca de cualquier debilidad, humillandolo cada vez que le resultaba posible... mostrar debilidad no era una opción para él en ese momento.
Estaba por primera vez en días con relativa calma luego de que el Señor Oscuro por fin se concentrara en otro desdichado mortífago con algún error más relevante que el intento fallido de una mocosa estúpida.
Deberían haberse trasladado a sus habitaciones en Hogwarts hacía ya algunos días pero no lo creyó prudente o al menos no quería más presión de la que ya había tenido ultimamente por lo que lo dilató lo máximo posible y se concentraba en tener una amnesia provocada en donde simplemente olvidaba lo que sucedió y su mundo imaginario se desarrollaba libre de hijos, esposa y amante muerta.
Esa hermosa etapa había finalizado; en otras palabras no podía seguir manteniendo su vida en pausa. Tenía que enfrentarse a ella y a sus propias acciones por más repudiables que fueran.
Suspiró antes de tocar, era algo innecesario porque podría simplemente entrar sin avisar pero quizás fuera el comienzo de alguna forma de paz.
- Pase? - Era una buena señal, al menos había contestado y su voz no parecía al borde del colapso.
Cuando entro en la habitación la vió de pie al lado de la ventana, sorprendentemente arreglada y en buena forma, no tenía rastros de la maldición del collar ya que esa misma noche cuando logró estar más calmado y fue plenamente consciente de lo que le había hecho decidió enviarle una crema que la curara con un elfo. No podría haber impedido un castigo pero sí estaba en sus manos no tener en el sufrimiento a una jóven embarazada.
El collar de todas formas se lo había dejado aunque se decidió a omitir que la maldición había sido cambiada a otra infinitamente menos brutal; aún así no pudo dejar de notar que se lo veía imponente e increíblemente bello en ella.
- Mañana abandonaremos el hotel y estaremos se regreso en el castillo... - Ella no lo estaba mirando con miedo, quizas por primera vez desde que había comenzado el terrible arreglo vinculante del infierno, aunque no podía entender porqué. Ninguno habló por largo rato, estudiandose.
- No sé qué maldición tiene el collar ahora, pero no es la misma; puedo sentirlo. - Su voz era apenas un susurro, como si cada sílaba la hubiera ensayado días y aún así el pánico escénico le hubiera ganado la partida.
- Es cierto. Aún así la que tiene impedirá efectivamente que salga de donde le indique. - En realidad no era del todo cierto ya que simplemente la transportaria hasta su ubicación... No podría escapar pero no había ningúna maldición de tortura implicada. - Simplemente espero que la lucha haya terminado... no me siento particularmente inclinado a la tortura de adolescentes a mi cargo como pasatiempo Señorita Granger. Usted se esmera realmente en llevarme a límites incómodos... estuvo meses imaginando escenarios grotescos donde soy muy, muy violento con usted y sin embargo construyó uno más allá de lo imaginable, en la peor se todas las circunstancias con el peor espectador posible. - No estaba seguro de qué lo había llevado a sincerar su frustración con la chica, quizás el no verla llorando como lo había hecho todos los días, quizá la esperanza real de que su vida personal no fuera una tortura o incluso la idea ridícula de no sentirse un maltratador todos los días de su vida. No lo sabía.
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Matrimonio Forzado
Fiksi PenggemarHermione es obligada a casarse con Severus Snape debido a una ley de matrimonio impulsada por Voldemort. Snape es un sangre pura y una persona muy respetada en ese mundo, Hermione es una intrusa que debe amoldarse al estilo del hombre. Trato de ma...