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(Queen: recuerden que si hay alguien religioso y no le parece esta historia solo quiero decir que respeto su opinión y creencias pero porfavor no me ataquen en los comentarios y/o mensaje privado, solo es un fanfic que hago para pasar el rato y para entretenerlos, muchas gracias por leer)

A la mañana siguiente: (Narra Luzbel)

Que día tan pesado fue ayer, me duele todo, para colmo una sombra oscura me arañó el brazo, ahora tengo que ir con Rafael para que me dé algo para curarme.

Rafael: con esto ya estarás mejor Luz, pero ten más cuidado con esas sombras, cuanto más grande sea y te lastime, te quitará las fuerzas. -me dió un pequeño frasco-.

Luzbel: entiendo, no te preocupes solo me descuide un momento, no creo que vuelva a pasar.

Rafael: eso espero, oye, viste a Quiana hoy?

Luzbel: no, pero creo que debe estar durmiendo, por qué?

Rafael: ayer la vi irse con Amenadiel, yo pensé que tú sabías.

Luzbel: oh, ella no me dijo nada

Rafael: tú crees que padre acepte la relación de ellos dos?

Luzbel: no tendría porqué oponerse, si no pudo con la relación de Gabriel y Miguel, dudo que pueda con Quiana y Amenadiel

Rafael: es que me preocupa que les suceda lo mismo, no quiero consolar a Amenadiel por doscientos años como hice con su madre

Luzbel: no les va a pasar nada, nisiquiera son pareja todavía, tengo la esperanza de que no sufrirán como Miguel y Gabriel.

Rafael: tal vez tengas razón, debo de calmarme.

Rafael está siendo paranoico como siempre, desde que Quiana y Amenadiel se conocieron, él tenía la viva imágen de que serían pareja, y ahora se está carcomiendo la cabeza por como reaccionará padre al respecto.

Aunque por un lado, a mi también me preocupa un poco, no quiero que Quiana sufra lo mismo que Miguel, esos fueron los peores doscientos años de mi existencia.

Antes de que Amenadiel naciera estaba prohibido que nosotros los arcángeles nos enamoraramos, y más si era entre nosotros, ya que según papá podíamos descuidar nuestras labores y el cielo sería un gran desastre y bla bla bla

Claramente, a Gabriel y Miguel no les importó nada, empezaron a verse a escondidas, Rafael y yo éramos quienes los ayudaban a escaparse y verse, y Quiana nos solía avisar cuando padre los necesitaba. Por unos siglos ni papá ni mamá sospecharon algo.

Pero no iba a faltar nunca la imprudencia de Uriel, un dia mamá estaba buscando a Gabriel y al angelito se le olvidó que ella y Miguel iban a verse y le dijo a mamá que la fuera a buscar a su lugar de descanzo y los encontró besándose.

No pasó mucho para que nos cayera un castigo de ambos, Gabriel tenía terminantemente prohibido ver a Miguel por toda la eternidad, y lo mismo iba para él.

Debo admitir que Rafael y yo nos llevamos la peor parte, Gabriel lloraba y gritaba el nombre de Miguel todas las noches sin falta, había veces que Rafael lloraba con ella porque no sabía como calmarla.

Y yo tenía que cuidar de Miguel... doscientos años escuchando los gritos de ira, llantos, quejas y groserías.

Hasta que un día, no sé como pero nos descuidamos con Rafael, los dos se escaparon y se volvieron a ver, y tres lunas después Gabriel estaba embarazada.

Padre estaba furioso, pero decidió ya no castigarlos más (gracias a Asherah) dejó que ellos estuvieran juntos, pero les hizo jurar que jamás dejarían sus labores de lado, lo cual aceptaron.

La hermana de LuciferDonde viven las historias. Descúbrelo ahora