Un sueño, sólo fue un sueño. Escribió, la mano le temblaba incontrolable, los trazos aparecían deformes, apenas definidos. El sudor de las manos hacía que la hoja del diario se le quedara pegada. Eran unos ojos aterradores. Era lo único que podía ver, esos ojos llenos de odio y deseo. Yo corría con todas mis fuerzas, pero el piso era como de lodo y mis pies se hundían a cada paso, había quedado tan hundida de tanto correr que poco después esos ojos me dieron alcance. Un escalofrío corrió por toda la espina.
Sian dejó el diario en sus piernas y se recargó en la cabecera, se pasó la mano por el lacio cabello, retomó la posición y agarró la pluma y el diario. Todavía siento que algo está mal, completamente mal, pero todavía no alcanzo a saber qué es. A veces siento que lo tengo al alcance de los dedos y de pronto se escabulle lejos de mí. Pero sé que Cédric sabe algo, la forma en que me mira me lo dice, los besos que me roba, las caricias secretas, la única que vez que hemos compartido sangre.
Esta vez el sueño arremetió con fuerza contra Sian, casi de forma poco natural. La pluma con la que había estado escribiendo rodó de su mano laxa hacia el edredón y luego al suelo. Había caído dormida...
Muy despacio, muy lento. Pasó un nudo por la garganta, los ojos alertas. Pegada a la pared como estaba, los filos le marcaban la espalda y dejaban pequeñas heridas en la piel desnuda de los brazos. ¿Qué iba a hacer? A ciencia cierta no sabía a dónde ir, no sabía cómo escapar. Un nuevo nudo en la garganta amenazó con cerrarle el paso al oxígeno, y una arcada bailó en la boca del estómago. Se sentía mareada. "¿Cédric, dónde estás?"
Esos ojos parecían seguirla a donde fuera. Miraban a través de cualquier cosa. Pese a toda la ropa, casi desgarrada, se sentía prácticamente desnuda cuando él la miraba, es más, sentía una incómoda caricia lujuriosa recorrer sus senos, su trasero y su feminidad. Una flagrante violación.
—¡No! –gritaba Sian con decisión, mientras daba manotazos en un intento de impedir esa violenta intromisión contra su cuerpo, lo único que conseguía era el ardor del golpe sobre su propio cuerpo y escuchaba una risa perversa, sucia y desagradable.
—No puedes evitarlo, tú me perteneces, te he buscado por mucho tiempo. –respondió aquella voz.
—No. –respondió, a la nada, bien podía sentir su mirada sobre ella, esos tentáculos tocándola, pero no podía verlo.
—No podrás resistirte por mucho, dentro de poco te romperás y terminarás cediendo ante mí cuando te des cuenta de que no hay otra alternativa. –repitió la voz, cuyo eco rebotaba por todo el edificio, haciéndola temblar.
Tenía tanto miedo. Había tanta oscuridad, sus ojos apenas y podían distinguir nada por delante de su nariz, por eso había estado pegada a la pared desde el mismo momento en que abriera los ojos, era la única guía y esperanza que tenía para escapar, pero con la oscuridad reinante no podría ver señales, indicios, ¿qué tal si sólo andaba en círculos? La pared, se sentía igual donde quiera que fuera.
—Cédric vendrá por mí. –amenazó poco convencida, porque sabía que él tenía a alguien más importante que proteger.
La risa se volvió más perversa, macabra. Pudo sentir la vibración de esta atravesar cada poro de su piel. Él lo sabía, él sabía por qué no estaba convencida. No tenía esperanza, comprendió que de verdad no había razón para luchar si él no iba a ir por ella.
—¡No! –gritó decidida, pero no por mucho–. ¡Si Cédric no viene por mí, yo iré a él!
—¿Y no te preocupan las consecuencias? –preguntó él con voz dulce pero cruel.
Las consecuencias de cumplir con aquello que había declarado iban a ser brutales, de eso estaba segura, pero en esos momentos no debía de someterse a su voluntad, pensar en ir a Cédric, en ir por él era la única luz que podía alimentar su alma para que brillara y no la dejara someterse a la oscuridad.
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HeartFire
RomanceSaga Monster. Libro 1 Cédric Santiago, el vampiro, ha resucitado, en contra de toda regla. Y con su regreso, los problemas para Zoé Breen han vuelto: primero, los sentimientos encontrados que Zoé tiene por Cédric la atormentan; segundo, parece ser q...