Zoé escribía en su diario cuando un ruido en la ventana la distrajo, consternada se levantó, dejando el diario y la pluma sobre la cama, fue a revisar; alguno de los niños vecinos a los que dejaban crecer salvajes estaría lanzando piedras a las ventanas.
Primero había pensado que eran niños traviesos, pero no vio a ninguno, ni siquiera alguno que estuviera corriendo. Menos mal, había muchas cosas que la oscuridad de la noche resguardaba y que podría poner en peligro esas "inocentes" vidas, no es que ella, como bruja latente, pudiera hacer mucho o que quisiera hacerlo.
—Hola. –saludó alguien.
Zoé retrocedió y se tropezó con sus propios pies, cayendo sobre su culo.
—Au... –soltó ella, sobándose la parte baja de la espalda–. Me asustaste, Cédric. –se quejó.
—Si me invitas te ayudo a curar tu dolencia. –sugirió él con un tono entre burlón y sugerente.
—Jamás, ¿una bruja invitando a un vampiro? –cuestionó la chica.
—No serías la primera, dudo mucho que la última. –dijo Cédric, pero Zoé siguió ignorando su sugerencia.
—¿Te conté que mamá puso un hechizo para detectar si alguien entra o sale por mi ventana? –comentó ella.
—Al cabo que ni quería pasar. –declaró, encogiéndose de hombros, fingiendo indiferencia y despreocupación.
—¿Qué haces aquí? –preguntó finalmente.
—¿Es que no puedo visitarte nada más? –reviró la pregunta.
—No desde que te volviste un idiota. –respondió ella como si fuera lo más obvio–. ¿Por qué viniste?
—No lo sé, como que me entraron ganas de reconectar con mi pasado.
—Ah, ya. Es que Tessa ya regresó, ¿verdad? –preguntó ella.
—El Llamado de la Sangre. Ya te lo había explicado. –contestó encogiéndose de hombros como si fuera lo más obvio.
Cierto. Cédric se lo había explicado. El Llamado de la Sangre era para los Vampiros, lo que encontrar a su Única para los Hombres y Mujeres Lobo. El mismo mito, pero con versiones diferentes para cada cultura, encontrar a ese compañero con el que compartirían la eternidad. Ella era una Bruja, y como tal, probablemente jamás conociera la eternidad más que como un concepto, salvo que su compañero fuera un inmortal o bien, en el más improbable de los casos, alcanzara un Despertar más tardío de lo común, que no lo creía.
—¿Eso es un diario? –preguntó Cédric, mirando sobre el hombro de Zoé.
—Sí. –respondió, volviendo a prestarle atención a él y luego vio el ceño fruncido del vampiro–. Desde los doce años, es algo así como una crónica de mis fracasos. No soy Tessa, ella es la prodigio de la familia. Mi único activo es mi Linaje.
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HeartFire
RomanceSaga Monster. Libro 1 Cédric Santiago, el vampiro, ha resucitado, en contra de toda regla. Y con su regreso, los problemas para Zoé Breen han vuelto: primero, los sentimientos encontrados que Zoé tiene por Cédric la atormentan; segundo, parece ser q...