Capitulo 1: Su razón de seguir

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Los primeros días habían sido dolorosos, pero llenos de esperanza, la seguridad de que sería rescatado corriendo furiosamente por sus venas. Porque no le dejarían ahí, no permitirían que ese hombre le tuviese. No dejarían de buscar, de luchar… no lo olvidarían.

Pero los días se convirtieron en semanas y estás en meses, hasta que fueron años. Y Harry solo podía ver el tiempo pasar, sintiéndose cada vez más solo, menos amado y… cada segundo, más deseoso de su muerte.

Intento escapar cientos de veces, queriendo derribar la puerta, intentando noquear a Voldemort con cualquier cosa de la habitación. Jamás lo logro. Creyó poder llamar a su magia, incluso sin su varita, seguro que podía inflar al bastardo como a la tía Marge. Pero pronto se dio cuenta de que algo bloqueaba su poder y cuando pregunto, el oscuro mago se burlo de él y con una sonrisa sádica, le informo sobre los artefactos oscuros alrededor del ático.

Las salidas se acababan, las esperanzas morían. Harry se sentía tan casando para continuar, para seguir luchando.

Y cuando estuvo a punto de darse por vencido… una luz llegó.

Parecía como si el universo quisiera darle una señal, de que no se rindiera, que se levantara y siguiera luchando. Aunque no fuese del mismo modo, ni motivo.

El nombre de esa nueva esperanza, de aquel por quién logro seguir, su nueva misión… era James Sirius.

Harry recordaba haber leído en alguna parte que antes habían muchos magos fértiles, los de las familias más antiguas. Pero gracias a la endogamia el gen fue desapareciendo. Aún quedaban algunos, pero eran escasos. No más de cincuenta en Inglaterra. Pero al parecer… olvidaron contarlo, cincuenta y uno.

Tal vez debió suponerlo, las cosas más raras e imposibles, siempre parecían sucederle a él. Solo había que echarle un vistazo a su problemática vida.

Al principio se horrorizo, comprensivamente. El solo pensar dar a luz al hijo de un monstruo como lo era Voldemort, le producía tanto asco que solo deseaba abrirse el estómago y sacarse esa cosa de adentro.

Sin embargo, en la soledad de esa pequeña habitación, de ese helado ático. Harry lo entendió…

Ese bebé (que para entonces solo era un embrión) sería suyo, solo suyo. Voldemort jamás sería su padre, porque no lo merecía, no era digno de ello.

El proceso de aceptación fue lento, pero logro llegar a amar a ese ser creciendo dentro suyo. Siempre había querido una familia, aunque nunca se imagino que sería así, pero si esa era la manera de no perder su cordura, de no desarrollar el estúpido síndrome de Estocolmo, de tener un motivo para salir de ahí, entonces bienvenido sea.

Voldemort se mostró complacido al escuchar a Harry decir que llevaría a termino el embarazo, probablemente el bastardo creía que está era su forma de darse por vencido, pero estaba tan equivocado.

Y aunque Harry se vio obligado a dar a luz solo, en ese frío ático, en la bañera sufriendo horribles dolores y asistiéndose el mismo su parto, no se arrepintió. No cuando vio el hermoso rostro de su bebé, su carita regordeta y piel pálida, cabello oscuro como la noche.

Tan pequeño, tan frágil. Alguien a quien proteger, por quien vivir.

 

No pudo evitarlo, lloro durante horas abrazando ese pequeño cuerpecito, dándole de su calor. Y susurrando promesas…

Saldremos de aquí… aunque sea lo último que haga, James Sirius”

 

Harry le dijo, agotado y en medio de lágrimas... el ático ahora no parecía tan vacío.


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|| Bueeeeeno, este es el primer capítulo. Les prometo que pronto Harry estará fuera de su cautiverio, está historia es Snarry y pronto se verá reflejado.  Solo sean un poquitín pacientes, de acuerdo 🤺 ||

El ático (SNARRY) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora