CAP 40 - Ataque

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Después de aquella crisis que tuvo Kotetsu, el pequeño tomó la valentía para entrenar a Tanjiro con la muñeca, ______ conocía como eran sus entrenamientos asi que decidió dejarlos solos, eso sí, le mandaba a escondidas comida y agua al peliborgoña para que logrará sobrevivir.

Por parte de la pelirroja, decidió ir a dejar un encargo al jefe de la aldea y buscar a Haganezuka por su cuenta, hasta que finalmente dio con el.

- Benditos sean mis ojos que observan semejante monumento - silbó mientras veía al azabache sin la parte de arriba de su kimono, estaba entrenando.

- ¡¿Qué demo-?! - se sorprendió, no la había escuchado - ¿Cómo me encontraste?

- Secreto~ - colocó un dedo índice sobre sus labios - Hotaru... desaparecer de la nada está mal ¿Sabes a cuántas personas preocupaste?

- Tch, no me importa - le dio la espalda - si solo viniste a sermonearme entonces te puedes ir.

- Hotaru... - se acercó a el por detrás colocando una mano en su hombro llamando su atención - tus katanas son obras de arte, no es culpa de nadie que se rompan ¿Lo sabías verdad?

- ¡Un mal herrero hace katanas débiles! - gruño.

- Muchas veces rompí mi arco - rió leve al recordar esos momentos - pero fue por mi mala forma de usarlo y el tipo de respiración tan potente que uso - lo miró con pena - el es igual así que no te culpes.

El azabache frunció el ceño suspirando con los ojos cerrados, odiaba admitirlo pero extrañaba esa sensación de calidez que le brindaba la cazadora.

- Debo seguir entrenando para hacer la mejor katana, una que no se rompa - dijo con determinación.

- Está bien - suspiró rendida - si eso es lo que deseas entonces te apoyaré, pero ten en cuenta que vendré a ver cómo está tu salud a diario, siempre sueles mal pasarte - sin dejarlo responder se marchó del lugar.

Así como dijo, regresó al siguiente día con comida y agua, cuidaba de su salud y de vez en cuando lo regañaba para que tomara descansos, se había convertido en una rutina que duró por 7 días, el ya estaba acostumbrado a su presencia calmada y silenciosa que le permitía trabajar. Le daba una paz y calidez indescifrable.

- Hotaru iré a ver a Tanjiro, procura comer - antes de irse la tomó por la muñeca - ¿Qué pasa?

- Y-yo - no sabía que decir, su cuerpo había reaccionado inconcientemente - gracias por todo _____, realmente lo aprecio - la chica al escuchar eso sonrió para después besar su frente.

- Lo hago con gusto - se soltó de su agarre con delicadeza - además yo debería darte las gracias.

- ¿Por qué? - ladeó la cabeza confundido.

- Por brindarme una maravillosa vista - acarició su abdomen dedicándole una sonrisa coqueta.

Rápidamente se puso nervioso sacándole una risa a la chica, está se separó dándose media vuelta.

- ¡Pervertida! - tartamudeo.

- Fuiste tu quien me sedujo primero - se encogió de hombros mientras se iba - ¡Apresurate a entrenar o cambiaré de herrero!

Rápidamente el azabache se dedicó a su entrenamiento, nadie lo remplazaba, mucho menos aquella chica quien lo tenía flechado desde hace años atrás. Esta vez sería diferente, haría mejores armas capaces de proteger a los cazadores.

[...]

- ¡Chicos! - llamó la atención de ambos al llegar al lugar - ¿Cómo va el entre-?

Se colocó de piedra al ver la muñeca hecha trizas, no estaba segura si ponerse feliz ya que su estudiante había mejorado de sobremanera descubriendo la katana de Yoriichi de paso, o llorar porque este mismo había roto su creación.

[Kimetsu No Yaiba] La pilar del FénixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora