IGNIS, harry potter [#2]

[6].161: 𝗣𝗔𝗗𝗥𝗘 𝗘 𝗛𝗜𝗝𝗢

PADRE E HIJO.

⠀⠀La mansión se encontraba en un espeluznante y sombrío silencio, las luces de todas las habitaciones estaban apagadas, de todas menos de una. Aquella habitación que se encontraba al final del pasillo, por el umbral se podía apreciar como un candelabro con velas estaba sobre un mueble alumbrando la habitación.

Por el pasillo desolado, con un «¡crac!», dos figuras aparecieron, una mayor que la otra.

—No digas nada que pueda ofenderlo —musitó el mayor.

—¿Me crees un idiota? Deja de hablarme como si fueras alguien.

El chico de túnica negra lo pasó por un lado y siguió su camino por el pasillo.

—Justamente por eso es que me preocupo —murmuró.

Cuando se acercaron al umbral, una figura salió de un costado de la habitación impidiéndoles el paso, era Bellatrix Lestrange.

—Quítate, Bella —al mayor no le gustó encontrase con la bruja, era irritante.

—No dejo pasar escorias, Robert —sus ojos crepitantes miraron con burla al mayor de pelo canoso.

—Quítate, Bella. —esta vez fue una voz penumbrosa la que habló y provino de dentro de la habitación.—Estoy esperando al muchacho.

La bruja tardó unos segundos, viendo con advertencia al mayor de entre los dos, y luego se hizo a un lado.

El primero en entrar fue el más joven, quien ignoró totalmente a Bellatrix y pasó por su lado. Se encaminó dentro de la habitación, mientras que por las ventanas podían ver el viento frío dominar los paisajes ingleses. La habitación tenía a tres personas más dentro, a parte de Bellatrix.

En un sofá se encontraba un chico que el joven conocía, su cabello plateado y sus ojos desorientados eran claramente de Draco Malfoy, y a su lado se encontraba una mujer de contextura fina y elegante, era Narcisa Malfoy. El primero se había sorprendido al verlo llegar, tanto que se levantó del sofá y lo miró preocupado.

—¿Qué haces aquí? —preguntó el más joven de los Malfoy, sin recibir respuesta del otro joven.

—Calma, Draco —Narcisa intentó hacer que su hijo volviera a sentarse y guardar calma, pero todo apuntaba a que a Draco Malfoy no le caía bien ese chico.

—¿Qué hace él aquí?

—Tranquílate, Draco —esta vez fue la última persona la que habló. Aquella que se encontraba en un sillón apartado, reposando su mano derecha en el apoyabrazos y la izquierda en una larga serpiente que miraba con diversión la escena frente a ellos—. Es mi invitado.

Draco pareció recordar que estaban ante el Señor Tenebroso y su cuerpo se heló, su madre lo jaló y lo volvió a sentar en el sofá.

—Robert, no había visto tu cara desde... ¿desde qué año? —su voz irradió un sarcasmo que escondía furia—. Han pasado demasiados que ya pensé que cambiaste de bando, Rob.