Destiny [✓] vhope

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Un pequeño azabache se encontraba corriendo por el jardín de su casa, ese día, su papá llegaba por fin del viaje que hizo a Inglaterra por negocios de la empresa, pues los Kim's a parte de tener una buena empresa, regozando de dinero y fortunas, eran también las personas que más habían extendido sus productos e ingenios hacia diferentes ciudades de Corea, por ello pensaron que era hora finalmente de sobrepasar sus propios límites y llevar su apellido a la gloria en otros países.

A tan corta edad, el pequeño niño era un prodigio, siendo halagado por toda su familia, incluyendo a su mamá, el ser que más amaba en ese mundo, una hermosa Omega de elegante porte y aura radiante, a dónde quiera que iba se robaba la atención del mundo entero, causando un poco de celos en su pequeño, pues el quería que solo él y su papi pudieran observar su hermosa sonrisa, desde pequeño tuvo ese sentimiento "egoísta" pero en su mayoría, tierno.

'¡Tete bebé, apresúrate!'

La melodiosa voz de su madre lo llamó, captando de inmediato su atención por lo que como cualquier niño obediente, corrió hacia dónde su madre, abrazándose con fuerza de su pierna mientras escondía su carita entre su vestido, aspirando así el relajante aroma de su madre.

'Mi pequeño osito, mira como estás de sudado, tú padre llegará en cuestión de minutos' Carga a su hijo entre sus brazos, a pesar de qué era un niño bastante grande, su madre siempre lo mimaba como si se tratase de un bebé de meses a penas.

'Perdón, Mami, estaba aburrido y me puse a jugar con Neri' Mencionó, refiriéndose a su perrita, la cual llegó corriendo en esos instantes a su lado.

'Sé un niño bueno y ve a bañarte, cielo ¿Si?' El simplemente asintió, bajando de los brazos de su madre para correr rumbo a su habitación, teniendo cuidado en las escaleras hasta que finalmente entró, emprendiendo camino a su baño, donde se dispuso a quitar su ropita y bañarse.

Con una sonrisa pensó, y pensó en lo mucho que amaba a su madre, ella siempre estaba ahí para el en sus momentos malos, como cuando se le calló su helado de fresa, lloró en brazos de su mamá y luego al día siguiente ella apareció con un pote gigantesco de helado de fresa. Sí, ama mucho a su madre, y siendo sincero, no quería perderla nunca, ni a ella ni a su perrita Neri, iba a protegerlas a toda costa, así deba dar su vida por ellas.

Aunque meses más tarde esa promesa se vio rota ante el niño que posaba frente a la tumba de su mamá, bajo la lluvia, vistiendo de negro.

Su padre lo regañaba en una esquina, culpandolo ante el accidente que tuvo su madre en el auto cuando esta iba junto a Neri a buscarlo a su escuela.

A sus cortos 7 años perdió a la persona que más amaba en la vida y también a su mejor amiga de la infancia, desde entonces su padre se volvió ausente, frío, calculador, manipulandolo cada que podía hasta que finalmente acabó con aquel hermoso niño de sonrisa cuadrada y ojos brillantes, siendo remplazado por un ser que no se inmutaba mucho ante nada, un ser que tuvo miedo de lastimar nuevamente a sus seres amados, alejándose de todo y todos, convirtiendose en alguien solitario. A pesar de haber conocido a sus actuales amigos, hermano y madrastra, esa actitud de mierda que portaba con el resto se desmoronaba frente a ellos, y de vez en cuando (siempre) recordaba a su madre, de una forma borrosa, pero él sabía que de alguna forma seguía viva en su interior. Muy en lo profundo de su alma, ella vivía dándole su amor.

Ese espíritu protector suyo, dejó de funcionar en el resto de personas para proteger a sus seres amados de él mismo, no pensaba perder a nadie por su culpa.

Aún así, si debía ocultar sus sentimientos inclusive al Omega del que se enamoró.

Porque ya perdió a su madre una vez, no perdería ahora a Jung Hoseok, él era de esas pocas personas que moriría si no lo tuviera a su lado.